Blue Valentine

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Oscura dimensión de un amor en registro de alto nivel cinematográfico

"Blue valentine" es un film de esos que aparecen cada tanto. Son contados los productos que atraviesan la emocionalidad del público de esta manera. Recuerdo haber entrado desprevenido a la sala donde la ví, este año en el BAFICI, y desde que empezó, hasta su previsible pero potente final, no pude despegar los ojos de pantalla. En general, las historias de amor que uno ve, terminan en el instante en que la pareja concreta e inicia su relación, pero aquí, Derek Cianfrance (el director) elige contarnos en forma paralela, el derrumbe de la misma en contraste con las circunstancias que la generaron. Lo cual es... Original, pero por sobre todas las cosas, narrativamente poderoso y visualmente atrayente a todas luces.

"Blue Valentine" es un viaje al corazón sangrante de los protagonistas, pareja en crisis y a punto de la disolución donde cada miembro está atravesado por su propia circunstancia y no logra comunicarse con el otro en la sintonía que necesita. En ese sentido, la historia es la clara expresión de un notable trabajo en cuanto al guión y la dirección. No es sencillo narrar historias de este calibre y lo habitual al hacerlo, es quedar a merced de las actuaciones, que son las que definen el destino del film. Aquí, si bien el montaje se muestra como uno de los grandes aciertos del film, la historia se sostiene apoyada por las excepcionales labores de Ryan Gosling y Michelle Williams (nominada al Oscar por este trabajo) quienes conforman la sufrida pareja que transitará sus últimas horas luchando denodadamente para salir adelante juntos, buscando agotar los medios para preservar la famila que formaron y proteger a su hija, fruto de su amor en un tiempo pasado. Cianfrance capta la esencia de esa experiencia de vida y todos sus matices y aristas naturales que se producen en ese contexto. Logra, en definitiva, atraer al espectador con una película que refleja en todo su desarrollo, imágenes comunes a las relaciones que todos alguna vez vivimos y que vemos reflejadas de manera fiel (la caracterización de las emociones y las escenas de discusiones son significativas y fácilmente reconocibles) al punto que nadie puede permanecer indiferente frente a lo que se despliega en la pantalla: este matrimonio se amó con locura y el paso del tiempo degastó la relación... ¿quién no conoce un caso así? ¿quién no vivió una situación semejante?

La pelicula empieza en el presente, donde Dean y Cindy desayunan junto a su hermosa hija Frankie. Llevan varios años de casados y en este momento, están en universos distintos, mientras Cindy trabaja de enfermera para aportar el metálico fijo todos los meses, Dean elige hacer trabajos part-time y no tener una relación laboral estable o fija. Tienen distintas ópticas sobre la vida y en dos cuadros ya anticipamos lo compleja que es la convivencia. Ya a los pocos minutos mientras la cámara recorre la cocina, comenzamos a ambientarnos en esa familia: algo está mal y ninguno de los dos lo disimula. Sólo tratan de llevarse bien para que Frankie esté tranquila pero su comunicación meta verbal es significativa: se hablan poco y no están cómodos los dos, algo pasa. Cuando nos adentramos en este recorte, el director empieza a jugar con el flashback y nos arrastra al pasado, donde ellos no se conocían y nos va trayendo en retazos, el génesis de la pareja. Los dos eran jóvenes en esos días, siendo adolescentes diferentes del resto (aunque no similares entre sí) y fueron adentrándose en esa unión de manera que la misma se convirtió en una tabla de salvación para sus circunstancias de ese momento. De ahí en más, viajaremos en el tiempo para conocer este vínculo y bucear en su interior a lo largo de todo el tiempo que la pareja atraviesa junta. Lo temporal es un recurso más, bien usado, pero la química entre Gosling y Williams es sorprendente. Le dan entidad a su relación en todas las etapas que atraviesan, mostrando sólidos recursos para no caer en estereotipos y brindarnos su más logrado trabajo en mucho tiempo. Los dos. "Blue Valentine" es un film de la envergadura que es, por contar con actores de esta talla, sin dudas.

Hay una fotografía cuidada que elige una paleta intensa y luminosa para el pasado y más azulada para el amargo presente, una banda de sonido íntima y adecuada y una gran trabajo de cámaras para lograr planos cortos que subrayen la expresividad de los protagonistas. La intensidad lograda es ajustada y pura: hay buen cine de autor aquí y se celebra que estemos en la sala siendo testigos de este primer gran largo de Cianfrance (especialista en cortos y televisión hasta hace poco): el hombre ya cosechó auspiciosas críticas y se prepara para estrenar la esperada "Metalhead" (acerca de un músico de heavy metal que pierde la audición y debe adaptarse a esta circunstancia), un gran proyecto de cineasta que ojalá se consolide en este camino.

"Blue Valentine" es un viaje plagado de emociones y lugares comunes que conmueve y emociona como pocos en este último tiempo. Es una historia de amor, con principio y final, contada en clave de carne viva, un gran film que es de lo mejor en cartelera para esta semana. Imperdible.

Algo más, el título está basado en una canción de Tom Waits, les dejo un fragmento que ayuda a entender el sentido de la historia...

"It takes a whole lot of whiskey to make these nightmares go away,

I cut my bleedin' heart out every night

And I'm gonna die just a little more

Each St. Valentine's Day

Don't you remember I promised I would write you these blue valentines"