Bloodshot

Crítica de Rodrigo Seijas - Funcinema

UN SUPERHÉROE IRRELEVANTE

Es cierto que hay propiedades y/o franquicias que se adaptan a los rostros, estilos y carismas de sus estrellas. Ahí tenemos, por ejemplo, a la saga de Misión: Imposible, que convirtió en el vehículo ideal para ese corredor nato que es Tom Cruise. El problema surge cuando los protagonistas tienen poco para aportar más allá de sus músculos: es el caso de Vin Diesel, que con Bloodshot donde intenta construir una saga propia de superhéroes.

Lo cierto es que, nos guste o no (en caso de quien escribe, la respuesta es negativa), Diesel ya viene haciendo películas de superhéroes con las distintas entregas de Rápidos y furiosos y XxX, en las que la hipérbole son la norma. Los problemas de esas películas pasan, en buena medida, por la voluntad de construir discursos entre obvios y facilistas vinculados a la importancia de la familia, el compañerismo y la amistad, mientras se reivindica una posición pretendidamente cool y anti-sistema. Algo parecido sucede con Bloodshot, basada en un cómic del sello Valiant, que se centra en un soldado que, luego de ser asesinado, es revivido por una compañía de alta tecnología con poderes de fuerza y sanación por fuera de lo normal.

La vuelta de tuerca –que ya estaba en el trailer, así que no estamos spoileando nada- es que el jefe de la compañía (Guy Pearce, haciendo de malo sin esfuerzo) utiliza al protagonista para deshacerse de sus enemigos a partir de una alteración de su memoria y la explotación de sus deseos de venganza por la muerte de su esposa. Eso termina funcionando como trampolín para una discursividad sumamente banal sobre el amor, la memoria, el deber de un soldado y cómo las corporaciones manipulan a los individuos. Si las bajadas de línea del guión de Jeff Wadlow y Eric Heisserer son superficiales, la puesta en escena del director Dave Wilson no colabora mucho para potenciar la trama y lo de Diesel es, nuevamente, un ejercicio de repetición para nada estimulante o carismático.

De ahí que Bloodshot entre rápidamente en un terreno previsible, sin sorpresas o rasgos de originalidad, acumulando piñazos, persecuciones, explosiones y efectos especiales sin demasiado criterio. En el medio están Eiza González interpretando a una mujer algo torturada por sus acciones; a Sam Heughan haciendo de un villano directamente infantil en su resentimiento para con el protagonista; y Lamorne Morris y Siddharth Dhananjay compitiendo por ver quién suma más chistes estereotípicos de un nerd de las computadoras. Y si el film amaga en un momento con reflexionar sobre las capas de los relatos y las realidades que pueden convivir en las mentalidades de una misma persona, se queda en meras insinuaciones. Bloodshot es una película que pretende ser importante desde lo que dice pero cuyo andamiaje formal la ubica en un lugar a lo sumo discreto y ciertamente irrelevante.