Blondi

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Dolores Fonzi debuta como directora y lo hace junto a un gran equipo en una película que decide además protagonizar. Con un guion coescrito junto a Laura Paredes y actuaciones de Carla Peterson, Rita Cortese y Leonardo Sbaraglia, Blondi pone en foco una mirada desprejuiciada y fresca sobre la maternidad. Además destaca Toto Rovito como toda una revelación.
Desde el vamos se nota que detrás de Blondi hay una producción importante. Hablamos de una película argentina producida por Amazon (pronto se podrá ver a través de Prime Video) en cuya banda sonora suena casi todo el álbum The Velvet Underground and Nico y hasta, como podíamos prever, algo de Blondie; una banda sonora nostálgica utilizada de una manera muy efectiva. Pero si bien es cierto que en lo técnico estamos ante una producción notable, Dolores Fonzi le imprime tanto a su personaje como a la película mucha frescura, naturalidad, sencillez incluso.
Fonzi se pone en el papel de una mujer que fue madre muy joven, a los quince años, y que ella sola (con la presencia siempre infalible de otras mujeres de su vida: su madre y su hermana) crio a su hijo, quien supo convertirse en su mejor amigo. Es así que comparten salidas, porros, bebidas. Hasta que empieza a notar que algo, un futuro proyecto, comienza a distanciarlos, a hacer que él le esconda cosas. Porque Blondi no es adulta, nunca se siente como tal, y probablemente sea su hijo el que termine madurando antes que ella. O quizás madurar no tenga que ver con llevar una vida responsable y seria, sino con aprender a vivir con una misma y ser fiel a una. La relación entre esta madre y su hijo es la que lleva adelante la película, aunque a su alrededor pulula una galería de ricos personajes secundarios.
Carla Peterson se luce en el rol de la hermana que siempre estuvo adelante, que fue ejemplo, con una vida acomodada que un día la hace replantearse si es realmente lo que esperaba para ella. Hasta que se harta y explota. Y cuando una mañana cumple esa fantasía de desaparecer, de salir de su casa como para irse a trabajar y no dejar rastro de a dónde fue, son Blondi junto a su madre e hijo quienes intentarán sostener el equilibrio de esa familia cuyo padre está pero casi más de adorno.
La ópera prima de Fonzi se enfoca en el rol de las mujeres de esta familia, roles que se salen de lo establecido por la sociedad. Madres que hacen lo que pueden, como pueden y también cuando quieren, en un mundo donde siempre se pone el ojo en lo que hacen las madres antes que lo que hacen, o no hacen, los padres. Las maternidades son demasiados complejas como para encasillarlas y esperar que las mujeres las transiten del mismo modo (o esperar que todas las mujeres quieran transitarla). Ella retrata a estas mujeres de una manera que se siente muy auténtica y audaz, sin bajar línea, sin dar discursos. Hay un par de escenas que se corren de lo esperado y están resueltas de una manera muy linda e impredecible. «¿Vos pensás que soy una madre como todas las demás?», suelta en uno de esos momentos Fonzi.
Con toques de comedia pero también momentos de una emoción nunca forzada, sin solemnidad, Blondi es una película divertida, con un guion sólido que consigue delinear a los personajes a veces con unas pocas pinceladas, y un cúmulo de interpretaciones destacables. Pero sobre todo pone en primer plano la complicidad entre mujeres. Una película encantadora como sus protagonistas.