Black Adam

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Nada podía fallar en Black Adam, la nueva película de DC, otro muestrario de superhéroes recargado de efectos especiales, humor bien dosificado y escenas de acción que hacen tambalear la butaca, un espectáculo desatado que abarca películas anteriores y por venir, con personajes que despiertan más la carcajada cómplice que la indignación del fan.

Quienes aseguran el entretenimiento son Jaume Collet-Serra en la dirección y esa bestia cinematográfica llamada Dwayne Johnson, cuya actuación le hace honor a su apodo (“La Roca”), en un sentido positivo, claro, porque los héroes de acción no solo tienen que ser duros de matar, sino también duros para actuar, porque la dureza física es proeza actoral, condición necesaria de cualquier héroe de acción que se precie de tal.

Y Hollywood es especialista en inculcar la importancia de los héroes y en fabricarlos cada vez mejor. La historia del filme transcurre en Kahndaq, país ficticio del universo DC ubicado en el Medio Oriente de África, y cuenta el nacimiento de Black Adam (Dwayne Johnson), que en realidad es Teth Adam, un esclavo egipcio del año 2.600 antes de Cristo que trabaja para el tiránico rey Ahk-Ton (Marwan Kenzari) en busca de Eternium, un cristal metálico capaz de condensar un enorme poder mágico y de conectar con el mundo de los demonios y hechiceros.

Es el niño Hurut (Jalon Christian) quien se niega a entregarle el Eternium encontrado al rey, quien creó la Corona de Sabbac, que otorga poder al que la lleve puesta. Hurut roba el Eternium y se transporta al mundo de los hechiceros, quienes le dan al niño el poder de Shazam, transformándolo en un hechicero superpoderoso.

En la actualidad, Kahndaq está invadido por la Intergang, y la arqueóloga Adrianna Tomaz (Sarah Shahi) intenta encontrar la Corona de Sabbac con la ayuda de su hermano Karim (Mohammed Amer) y un par de colegas. Cuando Adrianna encuentra la corona, son interceptados por la Intergang. Pero la arqueóloga lee un encantamiento y despierta a Black Adam.

Cuando Amanda Waller (Viola Davis) se entera del episodio, llama a la Sociedad de la Justicia, integrada por Dr. Fate (Pierce Brosnan), Cyclone (Quintessa Swindell), Atom Smasher (Noah Centineo) y Hawkman (Aldis Hodge), para detener al superhéroe iracundo.

Es importante señalar lo que plantea la película a nivel filosófico y dramático: estamos acostumbrados a ver que el padre sacrifique su vida por el hijo, sin embargo, acá es al revés: el hijo sacrifica su vida para salvar al padre.

Cuando aparece La sociedad de la Justicia de América, la película entra en un terreno de humor y acción aggiornada con CGI que resultan efectivos por su pulso para las escenas más vertiginosas y por el ritmo de los diálogos y de las actuaciones, que cuentan con personajes agradables y llamativos que se unen a Black Adam para combatir a Sabbac.

El filme tiene momentos sorprendentes y muy graciosos, con escenas de acción que se ajustan a la tradición de cómics llevados al cine. Los fans de DC la van a amar, sobre todo porque en la única escena poscrédito aparece un personaje importantísimo de la casa.

Black Adam es una película que sabe expresarse con los códigos del género que aborda. Y qué gigante Dwayne Johnson. Cualquier personaje que hace está bien porque siempre pone su musculatura al servicio del entretenimiento para todo público.