Bigli

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

La silueta de Luis Luque dibuja la figura de un antihéroe de inclaudicable sentido de justicia. Un hombre desencantado, descreído de la propia existencia, viviendo en los márgenes, la orilla es su frontera. Lo perdió todo y su rutina no sabe de horarios ni orden alguno. Nicolas Tacconi retrata a un hombre sin rumbo, atravesando un duelo. Un barco a la deriva simula la metáfora perfecta, navegando a través del sinsentido de la vida; la tormenta siempre agita las mareas, y la soledad afectiva hace necesario un gesto heroico, acaso un sacrificio por un semejante que brinde motivo a su vida. Bigli es un personaje a la medida del enorme Luque, quien sabe dotarlo de sutileza, carisma y autenticidad. El director del documental musical “Los Rayos”, debuta con este largometraje de ficción, adaptando un cuento de propia autoría y dividiéndose créditos de guion junto a Dodi Scheuer y Nicolas Gueilburt. Bebe de las fuentes del cine negro clásico, insuflando un aire detectivesco asociado al periodismo de investigación. El espíritu de antaño de la profundidad urbana porteña habita en bares añejos y oficinas de redacción, otorgando a “Bigli” identidad conceptual y estética. Al menos, la geografía parece compadecerse y cobijar el triste, grotesco y ebrio andar del personaje que da título al film. Fabian Arenillas, Ana Celentano, Ana Katz, Laura Grandinetti y Esteban Bigliardi completan un nutrido elenco.