Berberian sound studio

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Aullidos

Ganador de la Competencia Internacional del último BAFICI, este inquietante, fascinante segundo largometraje del británico Peter Strickland luego de su promisoria ópera prima Katalin Varga no es tanto un film de terror (más bien sería una película sobre cómo se construye un film de terror) sino -como definió el propio director- un drama de observación sobre un hombre demasiado sensible sometido a una situación de maltrato laboral y las consecuencias que eso le genera en él.

El ingles Gilderoy (impecable trabajo de Toby Jones) es un ingeniero de sonido muy reprimido e inocentón que llega a un estudio de grabación para trabajar en una película de horror italiana titulada El vórtice ecuestre. Se encuentra allí con seres bastante despreciables (entre manipuladores y chantas) y un producto artístico de terror en más de un sentido.

Strickland va construyendo en crescendo un universo cada vez más oscuro, sórdido, ominoso, surrealista y perturbador, en el que se perciben múltiples ecos y huellas cinéfilas (David Lynch, Micheal Powell, Brian De Palma y siguen las firmas) y -claro- un homenaje lleno de referencias al “giallo” de Darío Argento, Mario Bava, Sergio Martino y Lucio Fulci.

Un vistoso thriller psicológico trabajado con colores saturados y climas propios del terror gótico que resulta, al mismo tiempo, una suerte de ensayo/tratado sobre la importancia del sonido (por entonces todavía analógico, con efectos fabricados artificialmente) en la experiencia cinematográfica. Para disfrutar -y escuchar- en pantalla grande.