Belfast

Crítica de Denise Pieniazek - Puesta en escena

Sigue en cartel Belfast , película escrita y dirigida por Kenneth Branagh, que sin dudas vale la pena ver en el cine. El título, ubica la escena en Irlanda del Norte, Reino Unido. Lo cual se torna doblemente significativo porque allí nació su realizador en 1960 y actualmente a sus 61 años, Branagh decide contar esta historia que posee gran vínculo con su vida.

Uno de los protagonistas de este relato es Buddy, un niño que -al igual que Branagh- adora las películas y es muy probable que por ello que cada vez que dentro de la diégesis asiste a una representación, esas escenas son las únicas a color en el filme. En consecuencia, puede pensarse que Buddy funciona como un alter ego del director, y quizás por eso también recurre poeticamente a la utilización del blanco y negro, porque la narración es construida principalmente desde la ocularizacion del niño (como un recuerdo del realizador).

Si bien BELFAST se sitúa temporalmente en agosto de 1969, el conflicto reside en los llamados The Troubles, sobrenombre con el que se conocen los disturbios provocados por el enfrentamiento entre católicos y protestantes a partir de 1968, que tuvieron como consecuencia varias muertes en Irlanda del Norte.

El barrio en el que vive Buddy, su hermano mayor Will y sus padres (Jamie Dornan y Caitriona Balfe), se ve perjudicado por los disturbios. Para una época en que los niños podían jugar tranquilamente en las calles, estas se tornarán en una zona de peligro y conflicto.

Debido a la situación política, sociocultural y económica, la familia deberá decidir si permanecer en Belfast o partir en busca de un destino mejor, pero distinto, lejos de todo lo que conocen, incluso de los adorables abuelos de los niños (Judíos Dench, Ciarán Hinds). Este drama, a pesar de su trasfondo social agitado, gracias a su sentido del humor y dulzura, e inteligentes diálogos resulta disfrutable de principio a fin.