Basada en hechos reales

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

ORIGINAL Y DUPLICADO

Dirigida por Roman Polanski y escrita junto a Olivier Assayas (basándose en la novela de Delphine de Vigan), era de esperarse que Basada en hechos reales fuera una suerte de espejo donde el relato se mira y se refleja incontable cantidad de veces, hasta que perdamos noción de cuál es la imagen original. Polanski ha hecho muchas veces eso, especialmente donde lo literario es la clave, y lo mismo Assayas, donde lo cinematográfico se entiende como una herramienta vampírica. Y aquí, como decíamos, hay mucho de ambos universos flotando, lamentablemente sin que logren potenciarse y construir un relato poderoso.

Las protagonistas casi exclusivas de Basada en hechos reales son Delphine y Elle (Emmanuelle Seigner y Eva Green, ambas estupendas), la primera una famosa escritora que atraviesa una crisis creativa y la otra, una fanática absoluta que además trabaja como “escritora fantasma”. Los juegos sobre la creación y la duplicación nuevamente en marcha, y un progresivo ingreso en el thriller con personajes que se retroalimentan de manera enfermiza: primero hay contactos casuales, luego el vínculo progresa y ambas terminan conviviendo. La clave es quién se aprovecha de quién. Cuando estrenó esta película, Polanski tenía 83 años, por lo que no cuesta mucho ver que se trata casi de un auto-homenaje: son muchos los tópicos que el director repite de su obra anterior, pero ya no tanto como carga autoral sino como copia desfachatada. Y ahí se puede observar el rol que la dupla Polanski-Assayas cumple: el primero, como la venerada Delphine, y el segundo, como la obsesiva y arrebatadora Elle. Es que Basada en hechos reales parece una de Polanski, pero hecha por alguien que intenta copiar al maestro, como si estuvieran mirando El inquilino desde afuera. Es en ese lugar que lo vemos a Assayas vampirizando al director de La muerte y la doncella y Perversa luna de miel hasta agotar todos los recursos y recostándose en una serie de símbolos evidentes.

Basada en hechos reales funciona medianamente como thriller, y fundamentalmente en su última media hora, cuando ingresa un tópico habitual del cine de Polanski: el encierro. Ahí el director logra generar los climas que venían faltando y la situación se vuelve insoportable, en el mejor de los sentidos. Y todo esto se agradece, porque en la primera parte de la historia cuesta asir un verosímil que justifique el accionar algo histérico de los personajes, por más que lleguemos a comprender un segundo nivel del relato. Y tampoco funciona demasiado el misterio alrededor de Delphine, puesto que los detalles de su vida personal surgen aislados (especialmente unas cartas que recibe) y sin la fuerza necesaria como para que sean ellos los que desembocan hacia el final y resuelvan los conflictos. En todo caso, Basada en hechos reales sí funciona como comedia de un humor enrevesado, como suele suceder en Polanski. Porque tal vez esos detalles sobre Delphine no sean más que engaños hacia el espectador, un MacGuffin que no lleva a ninguna parte, y porque el director parece divertirse con rizar el rizo de un guión que por momentos roza lo improbable. Indudablemente hay algo juguetón, divertido, chispeante en el relato, aunque totalmente asordinado. Y si no sirve para convertir a Basada en hechos reales en una gran película, al menos nos permite disfrutar de un director consagrado que siendo octogenario ni se atreve a tomarse en serio a sí mismo. Y ese es un lujo que no muchos se pueden dar.