Bárbaro

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Un ejercicio de horror ambicioso que se sale de las estructuras más abordadas por la vertiente comercial. Cimenta sus valores en un guión sólido que sortea las convenciones y clichés que el género ha utilizado a piacere en el pasado. Sin embargo, a pesar de recordarnos de antemano a una historia archiconocida, el estilo proferido adquiere un tono singular apenas comenzado el metraje. “Barbarian”, por lo tanto, se confirma como una prueba más que aceptable de parte de Zach Cregger, un novel director a tener en cuenta a futuro. Revirtiendo el canon, nos engaña una y otra vez. La lista de recursos a los que se echa mano la recitamos de memoria: pisos que rechinan y espejos atemorizantes que son alerta del reflejo amenazante. Lo hemos visto cientos de veces, no obstante, aquí la premisa no tarda en complejizarse. El carácter anticipatorio de confrontar ciertos elementos es materia moldeable en el imaginario de un cineasta presto a sorprendernos con giros poco predecibles. Grandes angulares y movimientos de cámara osados nos hablan de un experto en el manejo del lenguaje cinematográfico. Algo perturbador y perverso aflora en la naturaleza humana, y, para ello, el film acomete un más que atractivo tratamiento de los personajes involucrados. Consigue incomodar con eficacia y recursos nobles. Lo previsible no acude a esta cita celebrada a oscuras.