Bad Cat

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Qué boquita
Un gato malhablado, fanfarrón y mujeriego es el protagonista de esta rareza de la animación turca para público adolescente y adulto.

La animación para adolescentes o adultos -que apunta a tópicos y con un lenguaje no aniñado sino maduro- tiene sus bemoles. Hay que dar en el blanco, o todo puede quedar en el camino.

Parecido a Fritz, el gato más que Heavy Metal, en una era post South Park Bad Cat es un compendio de bromas zafadas con un personaje arquetípico, pero a la vez guarango, hipócrita y soberbio.

De su boca con aliento a alcohol salen frases como “La amistad es una mierda”, “Tengo que conseguirme una gata urgente”, “Somos gatos, no personas, nos conocemos y tenemos sexo”, y al ángel del amor, que le tira una flecha, él le arroja una botella de cerveza. “Al carajo, Turro está enamorado”, brama con su vozarrón luego de aniquilar –sin querer, eh- a una gatita y a su dueño caricaturista, quien revive una y otra vez y jura vengarse. Y así, sin reconocer a Taco, su hijito (no sabe cuántos tendrá por ahí), se enamora o algo así de MissCat, gatita de Angora, y hace de las suyas.

Otra rareza es que es una animación turca. ¿Qué habrá dicho el presidente Erdogan?