Bacurau

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Se trata de la única cinta latinoamericana de la competencia 2019 del Festival de Cannes. “Bacurau” es la historia ficticia que pone de relieve las tensiones de regiones existentes en un país inmenso, graficando el sentimiento de resistencia que suele ocurrir entre sectores sociales escindidos. Aspecto que nos lleva a pensar en aquella gloriosa época del cine brasileño, como fuera el Cinema Novo. Corriente surgida de la búsqueda de un lenguaje cinematográfico propio, capaz de reflejar los fuertes problemas sociales y humanos que el país sufría. En la búsqueda por afirmar un cine verdaderamente nacional y popular se criticaba la representación que se hacía del pueblo en los films de la histórica productora Vera Cruz. En el Cinema Novo la realidad surgía de la crítica, bajo la forma de alegorías.
Este es el tema esencial que rescata un film como “Bacurau”, dirigido por Kleber Mendonca Filho (el mismo de la magnífica “Acuarius”) y protagonizada por la inmensa Sonia Braga. En un futuro cercano, los habitantes se dan cuenta de que el pueblo está siendo borrado del mapa y empiezan a llegar desconocidos a la región. Pronto, los drones sobrevuelan el paraje. Es el anuncio de que algo siniestro está por ocurrir. Esta alegoría traza un tema clave que atravesó durante décadas la formación social del país: las posiciones de poder creadas artificialmente. Y nos habla de dicotomías: El noreste, aislado del resto del país, versus el sudeste, que ostenta una posición de poder. Lo cual nos lleva, nuevamente, hacia aquel prodigioso Cinema Novo.
Estas historias suelen referirse de alguna manera a la situación general del país. De esta manera, en la primera etapa del movimiento, el nordeste es tomado como un espacio al que se trasladan problemáticas generales del país. Films como “Vidas Secas”, de Nelson Pereira Do Santos, mostraban una visión desmoralizante y pesimista del pueblo, un pretendido cosmopolitismo, que graficaba el desprecio por la realidad en la que se vivía; se trataba de un cine simpático a la política imperialista. Por aquel entonces existía un distanciamiento entre pueblo y cultura al momento de pensar la construcción de un cine nacional. Y Glauber Rocha (autor del manifiesto “La Estética del Hambre”) decía que durante muchos años el cine brasilero vivió en una condición de marginalismo intelectual, en el sentido de ser un cine desvinculado de la cultura brasilera.
Culturalmente, esa división nos habla de cierta idiosincrasia que distingue formas de comportarse y hablar, también de la imposición del poder económico. “Bacurau” nos retrata el país donde el habitante de una sociedad, que valorizó su propia historia y cultura, tienen esa visión ensimismada (un mundo interior aislado de toda conexión con el afuera) que lucha por sobrevivir, al tiempo que visibiliza la resistencia. Este potente drama político nos lleva a trazar un paralelismo con el cine social que visibilizara, durante comienzos del nuevo milenio, films como “Ciudad de Dios” o “Carandirú”. En épocas de grandes cambios y revoluciones el Cinema Novo fue la piedra angular de un movimiento estético, social y político que cambiaría el rumbo cinematográfico de su país, quien por entonces se disputaba el trono de potencia latinoamericana junto a México y Argentina. La identificación hasta el punto de la estigmatización, generó una imagen de Brasil proyectada al mundo y fuertemente anclada en la miseria y la violencia.
El cine, como manifestación popular de referencia, no podía obviar ser el canal de estas preocupaciones y reflejar la gravedad de estos problemas.“Bacurau” rescata estos valores, sintetizándolos en la coyuntura socio-política actual. Si por décadas la imagen de Brasil fue el colorido samba y el fútbol del jogo bonito y el carnaval, este subgénero de films amenaza con convertir a la pobreza en un factor exótico para la mirada extranjera. Producciones incluidas dntro de la llamada “cosmética del hambre” (la estética de la miseria), las ganancias que éstos producen atraen el interés del público, conformando un singular entramado social que concibe el acontecimiento industrial para generar conciencia exhibiendo el resquebrajado tejido social del país carioca.