Atraco!

Crítica de Santiago García - Tiempo Argentino

Un insólito robo para la señora

Las joyas de Eva Perón son el preciado botín en esta película donde transitan personajes de gran melancolía. Guillermo Francella, Nicolás Cabré y Daniel Fanego protagonizan una interesante historia con trasfondo político.

Film noir con trasfondo político, ¡Atraco! es una película inesperada, fuera de cualquier moda, interesada en esas historias que permiten trabajar a varios niveles a la vez que ofrecen un digno entretenimiento. En el exilio de Perón en Panamá, sus colaboradores se encuentran en problemas para lograr que se traslade a España para vivir allí. Desesperados y sin medios, empeñan las joyas de Eva Duarte en una joyería en España. El problema es que la esposa de Franco, habitué de las joyerías, le hecha un ojo a las joyas y fiel a su costumbre, planifica llevárselas sin pagarlas jamás. Entonces tienen pocos días los argentinos para intentar un insólito robo de común acuerdo con el dueño de la joyería a fin de evitar la pérdida definitiva de las joyas. Los protagonistas son los dos ladrones que llevarán a cabo el robo (Guillermo Francella y Nicolás Cabré), y él, que ha planificado todo el asunto (Daniel Fanego). La historia grande es sólo un fondo, algo que les pasa por encima a ellos pero que en el relato está detrás de los personajes principales. Indudablemente esto intensifica el dramatismo, ya que existe una gran melancolía en la pequeñez de los sentimientos y las ambiciones de estos personajes en relación con las figuras históricas. El mayor acierto de la película es sin duda la melancolía romántica de los personajes principales. Merello (Francella, brillante), guardaespaldas fiel hasta las últimas consecuencias de la ya fallecida Eva Duarte que, ideologías aparte, encuentra en esa figura a la que adora la razón de todas sus acciones; Miguel (Cabré), actor argentino desocupado que llega a Panamá y el azar lo coloca como cómplice para el robo en Madrid. También aparecerá Teresa (Amaia Salamanca) una enfermera que queda involucrada en el asunto de manera clave. En el film noir, el azar siempre juega en contra, sin excepción, y por eso los cruces parecen complicar las cosas desde el comienzo. Y finalmente Landa (Daniel Fanego), un personaje enorme construido por el guión pero también por el actor, que entrega la gran actuación de su carrera. La única –y no pequeña– objeción para hacerle al film es que la puesta en escena cae en clichés antiguos y subrayados. El mencionado Fanego tiene más sutilezas en su rostro que las que puede ofrecer la forma en que es filmado en los pasajes clave de la trama. Aun con defectos, el film sale airoso, porque la historia y los personajes son genuinamente interesantes.