Atracción peligrosa

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Casta de malditos

En su segunda película como director luego del sórdido, elogiado y desgarrador melodrama Desapareció una noche, Ben Affleck ratifica sus dotes de inteligente, sólido, elegante narrador con este thriller sobre unos asaltantes de camiones de caudales y de bancos en Boston (una verdadera "industria", tal como anuncia un cartel en el inicio del film, especialmente en el barrio obrero de Charlestown, de amplia comunidad irlandesa).

Como en la reciente El ocaso de un asesino, Affleck (además coguionista del film) propone examinar la dimensión humana, las contradicciones íntimas, el existencialismo y la búsqueda de redención de un "profesional" del crimen como Doug MacRay (el propio BA). Las secuencias de robos y persecuciones son correctas (secas, crudas), pero no parecen ser el principal interés de su creador.

Ni en su descripción del submundo del hampa, ni en su observación de los inmigrantes irlandeses, ni en la exploración de los golpes a las sucursales bancarias, BA va más allá de lo que, por ejemplo, hicieron Clint Eastwood en Río Místico, Stanley Kubrick en Casta de malditos, Quentin Tarantino en Perros de la calle o Spike Lee en El plan perfecto. Hasta el protagonista (típico antihéroe con un dejo trágico y a la vez querible) se ríe admitiendo que es un fan de la serie televisiva CSI, aunque aquí el principal referente es, sin dudas, la filmografía del cada vez más influyente y revalorizado James Gray.

Si Atracción peligrosa (ay, ese título local) no transita caminos demasiado novedosos, al menos regala una tensa y atrapante narración, buenos protagónicos -a Ben Affleck se le suman el enorme Jeremy Renner (en un papel muy distinto al de Vivir al límite), Rebecca Hall como el objeto del deseo de MacRay y Jon Mad Men Hamm, como el líder del FBI que intenta desbaratar la banda), así como muy dignos personajes secundarios.

Algunos excesos sentimentales, un poco de pirotecnia visual algo "grasa" (los cielos que cambian a toda velocidad como paso del tiempo) y cierta búsqueda de un lirismo no demasiado sutil conspiran contra el resultado final, pero no alcanzan a dañarlo. Atracción peligrosa es una digna película y Ben Affleck -un actor muy desparejo- ya es bastante más que una promesa, para convertirse en una auténtica realidad detrás de cámara.