Ata tu arado a una estrella

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Fernando Birri fue -es- una figura imprescindible si de cine argentino y latinoamericano se habla.

Y no solamente del género documental.

El director de Tire dié fue piedra fundamental de la escuela de Cine de Santa Fe, la provincia en la que nació, y de la Escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba, la que fundó con, entre otros, Gabriel García Márquez, por la que pasaron -como profesores- realizadores como Francis Ford Coppola, y más de un alumno fue argentino.

En Ata tu arado a una estrella se lo muestra en distintos momentos de su vida. Siempre jovial, Birri puede bromear sobre su futuro funeral, pero siempre mantendrá una mirada lúcida sobre lo que creyó que deben ser el cine y las utopías.

Precisamente sobre las utopías y el Che Guevara, Birri ideó un documental, al regreso de su exilio y 30 años después de la muerte del Che, preguntando a personajes anónimos y otros no tanto -como Ernesto Sabato, Eduardo Galeano o León Ferrari- sobre la importancia del revolucionario que mataron en La Higuera (hasta allí se dirigió también para preguntar a los campesinos) y sobre lo que es la utopía.

Tal vez utópico resulte pensar que en un documental que lo siguió por distintos momentos de su vida se podrá tener un resumen de su vida, de su pensamiento y de su cine. Carmen Guarini tuvo la suerte de conocerlo de primera mano. E hizo una suerte de backstage de aquella realización documental y lo entrevistó muchos años después, también poco antes de que Birri falleciera en diciembre del año pasado. Y fue hasta Cuba y hasta Roma, donde el protagonista central del documental enseñó y donde estudió cine.

A Birri -lo dice- le molestaba “esa obsesión de querer sorprender la vida” (retratar a personajes en algún momento), pero Ata tu arado a una estrella muestra poco de su obra. A quienes no sepan quién fue Birri, podrán admirar su discurso, pero no entenderán su grandeza.