Assassin's Creed

Crítica de Gastón Navarro - El Lado G

Abstergo es una empresa que tiene, en principio, un único objetivo: eliminar la violencia en los seres humanos para "dominar el mundo". Para conseguirlo, la científica Sophia Rikkin (Marion Cotillard) y su padre, Alan (Jeremy Irons), capturan a Callum Lynch (Michael Fassbender), un joven que tiene un pasado complicado. El filme de Justin Kurzel, director de Macbeth y Snowtown, es una adaptación libre de la serie de videojuegos homónimos de Ubisoft. La narración apuesta a los saltos temporales: el 70 por ciento de la película ocurre en tiempo presente y el 30 restante en la época de la Inquisición española, en el siglo XV.

Assassin's Creed tiene una seria complicación con su estructura narrativa y el peso entre lo comprensible e incomprensible no está equilibrado. Las secuencias que mayor confort darán al espectador medio son las que permiten a Lynch, -o Aguilar, en el pasado- lucirse en tremendas peleas durante su estadía en la Inquisición. Lamentablemente, a la hora de darle forma a la historia, esas secuencias carecen de sentido y, además, son solo tres. Por otra parte, el cuento que se narra en el tiempo presente, mayormente dentro de Abstergo, abusa de las explicaciones técnicas de todo lo que le sucede al protagonista. Los actores no ofrecen papales inolvidables, algunos prestigiosos nombres aparecen solo en cameos y la introducción de un director de espíritu anti-blockbuster y su equipo que siempre lo acompaña -también con un currículum prolífico- en la industria norteamericana no termina de cerrar.