Animal

Crítica de Alejandra Sarasqueta - La Entrada al Cine

La sangre fluye. La luz del día se hace desear. La lucha del cuerpo por salir de la oscuridad será el punto de partida de Animal, la nueva película con Guillermo Francella, dirigida por Armando Bo.

¿De qué se trata Animal?
Antonio (Guillermo Francella) es gerente en un frigorífico y vive feliz junto a su esposa (Carla Peterson) y sus tres hijos en una casona de Mar del Plata. Tras llevar una vida ordenada, la salud de Antonio se complica al punto de requerir diálisis semanal y un trasplante de riñón.

La espera del trasplante parece un camino sin salida y Antonio se convence de que debe recurrir a otra estrategia para conseguir un riñón. Desesperado, el ejemplar ciudadano que siempre fue empieza a coquetear con la marginalidad.

Animal es una película donde el límite entre buenos y malos se desdibuja. Ante la tentación de tomar partido, solo queda ver un poco más allá.

Animal, lo nuevo de Guillermo Francella y Armando Bo
En general me pasa que en las críticas nombro al director porque hay que nombrarlo. Pero a veces, siento la necesidad imperiosa de nombrarlo. Cuando la cámara tiene personalidad es porque hay un director en serio ahí detrás y eso casi siempre resulta en una gran película. Es, sin dudas, el caso de Armando Bo y Animal. Esta no es solo la nueva película de Francella, sino el regreso al cine argentino de uno de los mejores directores y guionistas de su generación.

Hay más. A esto hay que sumarle que el guion está a cargo del propio Bo junto a Nicolás Giacobone, dupla que escribió esa genialidad llamada Birdman y se llevó un Oscar a casa por eso. ¿Qué puede salir mal con todo esta gente poniendo su creatividad y talento a favor del cine? Nada.

El film también tiene la inteligencia de tocar el tema de la donación de órganos. Un tópico poco frecuentado aunque necesario y definitivamente relevante. En vez de ir por el costado social hombre vs Estado, toma otro camino. Hombre vs hombre como verdadera problemática de los conflictos globales irresueltos.

Francella lo hizo de nuevo en Animal
Ya resulta innecesario hablar de los nuevos rumbos de Guillermo Francella y cómo su carrera cinematográfica en el cine de corte dramático cada vez nos genera más placer. Aquí su personaje no tendrá el nivel de oscuridad de El clan (eso es imbatible), pero en cambio hará de hombre común caído en desgracia, impotente, desesperado y, tal vez, animal.

A Francella lo acompaña una efectiva Carla Peterson, en un rol bien dramático, que no es lo que más solemos verle. Ahí está, como una ama de casa de mirada perdida, que pronto abrirá los ojos para ver cómo su vida se cae a pedazos. Destaca también la perfecta labor de Federico Salles, que demuestra que su registro actoral puede saltar del teatro al cine sin dificultad, entregando una actuación absolutamente creíble y tan desagradable como el guion lo exige. Mercedes De Santis completa el cuadro protagónico con un muy buen desempeño.

Todo en su lugar
Mención aparte merece la música, que no es casual ni de relleno, como nada lo es en este film. El contrapunto entre la imagen y el sonido, y la absoluta libertad musical aportan muchísimo al relato, dotándolo de más personalidad.

La dirección de fotografía también es fundamental para crear una atmósfera turbia en Animal. La luz reticente, las escenas en atardeceres y amaneceres, y la noche, por supuesto. Hay una oscuridad permanente, desde lo simbólico, no solo como posible fin, sino también como la tentadora entrada a lo marginal, allí, donde parece estar la única respuesta. Solo habrá luz, la máxima y extrema, en el frigorífico, donde corre la sangre. Como un laberinto donde todas las salidas llevan al precipicio.

Armando Bo consigue entregar una película sin fisuras, un thriller atrapante. Filmada con personalidad, escrita con inteligencia y actuada de maravillas, Animal se perfila como la película argentina del año. Imperdible.

Puntaje: 10/10

Duración: 120 minutos aprox.
País: Argentina / España
Año: 2018