Andrés no quiere dormir la siesta

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Dotada de una importante producción y despliegue para una ópera prima, que incluye una excepcional ambientación, Andrés no quiere dormir la siesta cuenta además con en un notable elenco que incluye varias figuras. Con visibles antecedentes en piezas nacionales como Kamchatka, La ciénaga, y también extranjeros como La culpa la tiene Fidel, el trabajo del director Daniel Bustamante hace foco en un cuidado detallismo histórico, similar a la que Gustavo Postiglione plasmó en su reciente y rosarina Días de mayo. Y cercana geográficamente, ya que este film está ubicado en la ciudad de Santa Fe entre 1977 y 1978, allí el pequeño Andrés, tras sufrir la muerte de su madre en un accidente nunca bien clarificado, debe mudarse a un barrio donde funciona un centro clandestino de detención, un secreto a voces que incluye operativos nocturnos en la zona. Y también debe soportar el maltrato de su confundido padre y su abuela autoritaria, en medio de un panorama cotidiano y familiar colmado de complejos matices y aristas. Con algunas escenas altamente logradas y otras resueltas con ciertos subrayados, Andrés no quiere dormir la siesta es un film desparejo pero lúcido y ambicioso, con un sustancioso poder evocativo.