Amor a primer mensaje

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Habrá que echarle la culpa a las compañías telefónicas de los celulares, si no a los guionistas de Amor a primer mensaje, la comedia romántica en la que todo lo que uno intuye que va a suceder, pasa.

Miren a Mira (Priyanka Chopra Jonas, la actriz nacida en la India que protagoniza la serie Citadel, recién estrenada), completa y enteramente enamorada de John (Arinzé Kene), dibujando su retrato -es artista, y publica libros ilustrados para niños- en un café, cuando él llega, medio que la sorprende, se besan, se dicen cosas lindas que se van a ver a la noche. Y John sale a la calle, y…

Sí. Exacto. Tiene un accidente automovilístico, que termina de la peor manera.

Pasan los meses, y miren a Mira, aún dolorida, sin poder terminar de hacer el duelo, por más que su hermana menor la incite a que dé vuelta la página. Bueno, dan vuelta la página del guion y ahí viene lo que decíamos: de echarle la culpa a las telefónicas.

Porque la línea, el número que pertenecía a John, ahora lo tiene Rob (Sam Heughan, de la serie Outlander), un periodista de un diario neoyorquino a quien su novia abandonó a poco de que iban a contraer matrimonio.

Sin estas vueltas de la trama hay películas, sobre todo comedias, que no existirían. Bueno, Amor a primer mensaje es una de ellas, a partir de que, de la nada, miren a Mira escribiéndole mensajes a John, a modo de recuerdo, de terapia o de lo que les parezca, y a Rob recibiendo extrañado esos mensajes almibarados en el teléfono que su jefe laboral le dio, como para tenerlo más controlado.

Es lo que dicen.

Llora y llora
Y así como lloraba y lloraba a su amado, miren ahora a Mira, enganchándose en una cita en un restaurante con un desconocido -no, todavía no es Rob, sino un personaje que interpreta Nick Jonas, de los Jonas Brothers y esposo de Priyanka-, para luego sí, intercambiar miradas, pero no “ese” número de línea del celular.

Ah, está Céline Dion haciendo de Céline Dion, porque Rob tiene que entrevistarla y escribir un artículo. Y Céline, que ha sufrido mucho, no parará de aconsejarlo.

Decíamos que todo lo que uno supone que va a suceder, pasa, y miren a Mira olvidando rápido a John y enamorándose con los mismos ojitos y suspiros, pero ahora, de Rob. Quien, claro por supuesto, sino la película terminaría enseguida, no le dice nada de que recibe los mensajes que ella le escribe al difunto John.

La premisa chica conoce chico, chica se separa de chico y chica vuelve con chico es la base de muchísimas comedias románticas de Hollywood y de acá a la vuelta. ¿Acaso está mal? Para nada. Lo que tiene que tener es diálogos graciosos, situaciones bien estructuradas, y tiene que haber química entre los protagonistas.

Esto no es Sintonía de amor, en la que Sam y Annie, los personajes de Tom Hanks y Meg Ryan no se encontraban hasta el final en el mirador del Empire State. Tampoco es Cuando Harry conoció a Sally, en la que Harry conocía mucho a Sally. Y una hora y 44 minutos puede sentirse como mucho más de lo que es, por más que Céline Dios cante más de una canción.