Amor a mares

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

Terror a bordo

Vi esta película instantes después de enterarme de la muerte de Leonardo Favio. Todavía impactado y consternado por la noticia, me dispuse a ver lo que creía podía ser una comedia de enredos leve y rendidora. A los pocos minutos (segundos diría) me di cuenta de que esa presunción era completamente errónea. Así, me pasé toda la proyección preguntándome qué hacía allí, padeciendo uno de los peores subproductos del año cuando acaba de morir uno de los directores más importantes de la historia del cine argentino.

Este film de Ezequiel Crupnicoff (Erreway: cuatro caminos) tiene el extraño “mérito” de que nada funcione, de que ningún chiste resulte mínimamente inspirado. Los “conflictos”, los diálogos, las actuaciones… todo es tan pobre, tan elemental, que cae a un subsuelo artístico que uno ya creía superado por el cine argentino. Una pena, sobre todo, por la presencia de un elenco pletórico de figuras reconocidas (Luciano Castro, Gabriel Goity, Paula Morales, Miguel Ángel Rodríguez, Pompeyo Audivert, Luisa Kuliok, Nacho Gadano, Agustina Córdova, Vanesa Weinberg y Germán Kraus).

Si el punto de partida ya es un cliché (un escritor en pleno bloqueo creativo luego de ser abandonado por su mujer es presionado por su editor para entregar su nueva novela y se embarca en un lujoso crucero rumbo a Europa para buscar inspiración en las historias que allí sucedan), lo que sigue es todavía peor: una acumulación de subtramas románticas y policiales a bordo del transatlántico (hay algo de infomercial allí) y un poco de regodeo turístico en las ciudades en las que van parando y bajando.

Si el guión es torpe y la factura técnica correcta pero bastante convencional, ni qué hablar de las pinceladas homofóbicas (¡ay, el retrato de la pareja gay!) que recuerdan a lo peor de la factoría de Argentina Sono Film.