Alamar

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Reencuentro en el Paraíso

Filmar el amor filial, tan sólo registrarlo sin enunciarlo, evitar el subrayado, la emoción prefabricada, es posible. ¿No es el tema por excelencia del cine norteamericano? En Alamar, la segunda película de Pedro González Rubio, el reencuentro entre un padre y su hijo elude la metáfora y el sentimentalismo. ET jamás está invitado a la cita, aunque la película, hipnótica y sencilla, transcurre literalmente en otro planeta. ¿O existe el paraíso en la Tierra?

Al comienzo se suministran los datos necesarios. Roberta, una mujer italiana de clase media conoció en algún viaje a Latinoamérica a Jorge, guía turístico de Yucatán, oriundo de Banco Chinchorro, un pueblito de pescadores . Atracción física o amor multicultural a primera vista, de esa relación nació Natán. Algunas imágenes de archivo dan cuenta de la pretérita felicidad, pero el amor dura tres años. Hoy la unión es un recuerdo, y Natán, Jorge y Roberta constituyen una típica familia moderna. No sólo se trata para Natán de saber que sus padres están separados sino que entre su padre y él existe una distancia casi infinita.

González Rubio registra el reencuentro del padre con su hijo. Son vacaciones, acaso una temporada en un universo alternativo. Las similitudes entre Roma y Banco Chinchorro son equivalentes a las que existen entre una jirafa y un basquetbolista. Es por eso que González Rubio procura mostrar con exactitud el viaje de ida rumbo a Banco Chincorro. Primero avión, después lancha. Una panorámica aérea de esta isla sintetiza este lugar en el mundo. Se trata de un paraíso en miniatura situado en el medio del océano.

Lo que sigue de ahí en adelante es preciso: la introducción “pedagógica” a un estilo de vida para el niño (y los espectadores) y la validación del inmenso amor entre Natán y Jorge. Ser testigos de todo eso es casi un privilegio.
Pescar, bucear, dormir, flotar, cazar y amar. Alamar es una película de acción submarina y afectiva. Las langostas, los cocodrilos, las cucarachas y los peces son extras extraordinarios en este set y ecosistema esplendoroso. Una misteriosa garza es la que se lleva los aplausos y, en comparación con el perro de El artista, esta ave jamás sobreactúa.