Abzurdah

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Algunas veces, el amor conduce al dolor, y el dolor repercute en la salud. La autora Cielo Latini lo vivió -y sobrevivió- y pudo canalizarlo en Abzurdah, su primer libro. Un best seller que hizo ruido desde 2006 y que ahora llega al cine.

Cielo (Eugenia Suarez), una adolescente de clase media, se desahoga chateando con gente anónima del ciberespacio. Entre ellos, un tal Alejo, quien la consuela por sus males de amores y otras cuestiones del colegio. Una reunión de los amigos virtuales permite que la muchacha conozca a su confidente (Esteban Lamothe). Pese a la diferencia de edad, la atracción física entre ambos es inmediata y pronto comienzan una relación. Pero Alejo se vuelve cada vez más difícil y esquivo, lo que perturba a Cielo, quien no pueden dejar de amarlo. Pero el amor deviene en obsesión, y la obsesión en enfermedad: vomitar cada comida o directamente no ingerir alimentos le provocan bulimia y anorexia. Llegará el momento en el que deberá solucionar sus problemas sentimentales, o de lo contrario caerá más bajo.

El factor crucial para que la adaptación cinematográfica funcionara residía en la actriz principal. Y allí está el mayor acierto. Si bien tenía amplia experiencia en televisión y teatro, Eugenia Suárez debuta en el cine en esta película, y en un rol fuerte. Logra hacer creíble cada parada en su descenso a los infiernos gracias a un exacto desgaste emocional y también físico: no teme desnudarse durante momentos que justifican esa acción, y en las secuencias decisivas presenta una delgadez impresionante, ayudada por el trabajo de fotografía y cámara. La acompaña Esteban Lamothe, que sigue consolidándose como uno de los mejores actores argentinos del momento, en el rol de un hombre maduro que hace sufrir a la protagonista. Tampoco se queda atrás Gloria Carrá como la madre de Cielo, una señora más preocupada por conservar las apariencias que por brindarle apoyo a sus hijos.

Daniela Goggi tenía un antecedente como directora de Vísperas, de 2006. Aquí da en la tecla con el tono y el ritmo del film: ágil y fresco sin abusar de un estilo cool, con un uso cuidado de la voz en off, sobreimprimiendo en pantalla lo que Cielo-Abzurdah chatea o escribe en su blog. Otro acierto de Goggi es la puesta en escena de las escenas de sexo y otros momentos de intimidad, que suelen estar musicalizados de manera estupenda con Trátame Suavemente, de Soda Stereo.

Abzurdah es dura y permite conocer las consecuencias en las que puede desembocar un amor no correspondido y también las presiones del ámbito familiar. Pero no se pone aleccionadora ni panfletaria sino que nos adentra en la psiquis de una joven y permite que el público lo acompañe en su tortuoso camino hacia la madurez.