A war - La otra guerra

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Con una mirada puesta, primero, en el detrás de escena de la guerra, las relaciones, los vínculos, dentro y fuera de ella, y luego con una profunda y dolorosa reflexión sobre las decisiones que se toman allí, “A war: La otra guerra” (Dinamarca, 2015) de Tobías Lindholm (colaborador de Thomas Vinterberg y co guionista de “La cacería”) es una lograda película que narra con clasicismo las desventuras de un grupo de soldados en zona de conflicto.
En el arranque una bomba le vuela la pierna a un soldado, y Lindholm no titubea en mostrar explícitamente todo lo que acontece alrededor de éste, pero tampoco en profundizar el complejo entramado de historias que confluyen en Afganistán, un lugar en constante puja y que bajo el lema de proteger a los civiles para permitir la reconstrucción pacífica del país tuvo a varios pelotones patrullando rutinariamente la zona.
Allí estará el batallón militar danés, con el comandante Claus (Pilou Asbæk) a la cabeza, evitando que los talibanes continúen con su siniestro plan de desestabilizar y masacrar para cumplir con sus objetivos.
Lindholm contempla al grupo, lo analiza, lo rodea con la cámara y busca en cada uno de los integrantes, al menos en apariencia, la explicación a la razón de por qué decidieron embarcarse en tamaña aventura.
En paralelo el director nos muestra, hábilmente, el otro lado del conflicto (al que hace alusión el lema que los distribuidores locales le pusieron debajo del título), la lucha diaria de los que se quedaron en sus hogares esperando novedades sobre sus seres queridos, con miedo a recibir un llamado o una visita que anuncie una fatídica resolución.
Marie (Tuva Novotny), mujer de Claus, libra una batalla diaria con sus hijos, su hogar, sus relaciones, casi tan fuerte y complicada como la que en la zona bélica se expone ante los ojos de los soldados.
Pero eso es lo que no se ve, no se dice, no se cuenta en las miles y miles de páginas dedicadas a estos eternos conflictos de intereses que terminan con la vida, en vida, de otros cientos de miles de personas que decidieron seguir en una carrera militar como sustento y forma de subsitencia.
Una primera etapa del filme, con una decidida intención de mostrar el artificio de la cámara y la urgencia de los hechos a través de tomas por detrás de objetos (para dar aún más la sensación de espiar aquello que se narra), se dedicará a plantear el mundo de Claus y su compañía, y el de Marie por el otro. Mundos contrapuestos, complementarios y de inevitable eclosión.
Pero tras un hecho fortuito, en el que una decisión de Claus afecte al resto del batallón, “A war…” vira su eje hacia una suerte de caza de brujas militar, en la que se verá expuesto a un largo proceso de juicio y castigo por parte de aquellos a quienes hasta hace momentos prestaba servicios.
Las cuestiones éticas y morales, como así también las decisiones personales y sus repercusiones ante lo inevitable de la celeridad con la que se desarrollan algunos hechos, terminan siendo el eje temático de un filme que desnuda los procesos a partir de los cuales la propia institución militar expele a aquellos que fueron, hasta segundos antes, los mismos ejecutores de sus decisiones.
El planteo esencial del filme se dispara, la mentira como mecanismo de salida ante el cierre de vías de escape judiciales, la recuperación de lo humano ante la deshumanización de la guerra (Claus recuperando pequeños momentos de la rutina familiar en su casa) y la consolidación, potenciada en la segunda parte, de cuestiones como la inevitable reflexión sobre la participación humana en hechos que podrían confundirse en simples asuntos de guerra y bélicos, pero que van más allá de una cuestión institucional.
Potente y doloroso filme que encuentra en Pilou Asbæk y Tuva Novotny a los actores protagónicos ideales para narrar sin prejuicios la rutina de un conflicto en el que están puestos mucho más que intereses políticos.