911 Llamada mortal

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Quédate en la línea

Halle Berry es la operadora y heroína en este thriller en el que raptan a una adolescente, con más suspenso que acción.

No es usual, en ninguna cinematografía, que en un thriller las mujeres sean las heroínas. Y menos cuando el filme tiene más suspenso que acción. Pues 911: Llamada mortal las tiene, en la piel de una operadora de la central de emergencias de Los Angeles (nuestra reciente visitante Halle Berry) y la joven Casey (Abigail Breslin), la niña de Pequeña Miss Sunshine (2006) que ya no quiere participar en ningún concurso, sino salir del baúl del auto en el que un hombre la ha secuestrado con fines presumiblemente homicidas.

De bajísimo presupuesto (13 millones de dólares) y un rodaje que demandó menos de 4 semanas, la película se la pasa yendo del rostro de la telefonista Jordan al baúl de Michael (el autor de la historia y guionista Richard D’Ovidio debe ser fan de Michael Jordan). Casey, se comunica con Jordan a través de un celular. Es una película imposible de haber rodado hace 30 años. Pero también es un filme con puntos de conexión con Celular (2004), con Kim Basinger, y en cierta medida con la reciente Contrarreloj, con la hija de Nicolas Cage también secuestrada en el baúl, pero de un taxi.

Jordan tiene el antecedente de que otra joven terminó en la morgue, por un error de su parte, y no puede -ni el guión quiere- que le vuelva a suceder. Así que promete lo que no debe a la otra voz en el teléfono. Los hombres, sean los policías buenos, ciudadanos que se cruzan con Michael y el propio secuestrador, no tienen la sagacidad, la entereza ni la perseverancia de la enrulada Jordan y la pobre Casey.

El director Brad Anderson (El maquinista, con Christian Bale, y varios capítulos de series como Fringe y Boardwalk Empire) maneja bien el suspenso teniendo en cuenta la escasez de locaciones y ese ir y venir entre la central del 911 y allí por donde estén Casey y Michael (Michael Eklund).

El final final , está OK, lo que pasa diez minutos antes ya es obra de una mente algo desquiciada. Al margen de que pueda haber o no secuela -la película ya recaudó cuatro veces su costo original en menos de un mes en cartel en Norteamérica, así que…-, el mensaje, aparte de cierta morbidez y sadismo allí, en esos instantes, es para los delincuentes: no se metan con una capricorniana. Y con dos, menos.