8 apellidos vascos

Crítica de Matías Orta - A Sala Llena

Los polos opuestos se atraen. Pasa en la física y también en el amor. Haciendo memoria, las parejas más legendarias están compuestas por personas distintas entre sí, ya sea por gustos, costumbres, orígenes… Justamente en lo referente al origen reside la trama de la española Ocho Apellidos Vascos.

Rafa (Dani Rovira), andaluz hasta la médula, sale de sus pagos en Sevilla para buscar a Amaia (Clara Lago), una chica a la que conoció una noche. Pero hay un detalle no menor: ella es vasca, y aún vive en esas tierras tan denostadas por el muchacho y sus amigos. De todas maneras, viaja hasta el poblado costero de Argoitia. Tras rechazarlo inicialmente, Amaia se aferra al joven para que se haga pasar por su pareja y futuro marido, con el fin de contentar a su padre (Karra Elejalde), un vasco chapado a la antigua, durante unos días que llega de visita. De pronto, Rafa deberá hacerse pasar por un novio… de origen vasco, y con ocho apellidos, como corresponde en esos lares. Todo un desafío para un muchacho que, desde el vamos, lleva como ringtone de su celular el tema “Sevilla tiene un color especial”. Esta comedia romántica -la más taquillera de la historia del cine español- se basa en una serie de enredos cada vez más desopilantes y en la tensión entre los españoles y el País Vasco, que reclama su independencia. De hecho, en un tramo de la cadena de mentiras, Rafa terminará convirtiéndose en un líder revolucionario de esa parte de la Península Ibérica.

La rivalidad entre vascos y españoles, más no pocos elementos localistas y frases que por momentos no puedan ser captadas incluso por quienes hablan castellano, podría hacer pensar que se trata de un film hermético, sólo para quienes viven allá o al menos conocen bien esas culturas. No obstante, la premisa (chico y chica que se enamoran pese a sus diferencias), los personajes, los gags y el clima de fiesta la vuelven un entretenimiento que puede ser entendido por espectadores de cualquier rincón del planeta.

El comediante Dani Rovira se consagra con este rol de joven romántico y ocurrente, capaz de las salidas más creativas con tal de sortear el problema de turno. Claro Lago es puro encanto y talento. La química entre los protagonistas es impecable, y ambos cargan perfectamente con el peso de la película. Por su parte, Carmen Machi se destaca como Merche, la otra andaluza de Argoitia; sus escenas incluyen los momentos más inspirados. Ocho Apellidos Vascos es tan española como universal, y sobre todo, divertida y alegre. Además, recuerda que el amor y el humor trascienden fronteras y enemistades. Luego de verla, no sólo Sevilla sino el mundo tiene un color especial.