7 Salamancas

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

Un viaje por las supersticiones

El universo de supersticiones y creencias del norte argentino se revela como un espacio para la experimentación cinematográfica en 7 salamancas, y a través de la cámara del realizador cordobés Marcos Pastor. La Salamanca es una suerte de espacio mítico, vinculado con lo diabólico, un lugar donde por medio de un pacto, aquel humano que cumple con alguno de los requisitos (abandonar la fe cristiana, por ejemplo; besar un sapo, también) y entrega su alma al “maligno” recibe a cambio un don. Pastor construye el relato sobre la base de la road movie, un viaje de curiosidad y misterio que recolecta relatos sobre lo verídico o imaginario de este mundo movilizador para muchos.

Es interesante la variedad de recursos que presenta el director: su película se vale fundamentalmente del documental para acopiar testimonios, voces que le dan voz a esas otras voces supuestamente del inframundo, y hay elementos de ficción que se filtran lejos de la ilustración de la oralidad y más cerca de la exploración de los sentidos. Y entre lo documental y lo ficcional, el registro adquiere rasgos experimentales: la cámara se detiene en unos insectos, bichos que parecen ser la representación del Zupay (así se llama este demonio) en la Tierra. Esa es la parte hipnótica y seductora, la que le da fisicidad a un universo por demás espectral.

Si bien se aprecia la intención del director por imbuir al espectador en un viaje sensorial, lejos del documental periodístico y donde la luz y el sonido juegan un partido especial, también es cierto que por momentos 7 salamancas resulta un tanto repetitivo en esa serie de códigos ancestrales que se exhiben sin mayor red conceptual. Si el objetivo es escudriñar en ese mundo de creencias sin dejar de lado una tensión narrativa, la dispersión de algunos segmentos y la ausencia de un norte habilitan instancias de arbitrariedad. El final abrupto tampoco ayuda. 7 salamancas podría haber sido una serie de imágenes fascinantes, pero la intrusión del relato más convencional genera expectativas que se ven frustradas.