50 primaveras

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Cine europeo que renueva y aporta opciones a la nutrida cartelera porteña, llega a salas "50 primaveras" ("Aurore"), una película sobre los cambios de época en la vida, que describe un escenario donde lo físico, emocional y relacional, muestran su vinculación de manera original y simpática, con la idea de proponer una mirada esperanzadora (aunque ligera) sobre el paso del tiempo.
En este nuevo trabajo de Blandine Lenoir (directora y actriz, aunque la recordamos por sus trabajos con el gran Gaspar Noé -ella fue partícipe de "Carne" y "Sólo contra todos"-), el centro del escenario será para Aurore Tabort (Agnès Jaoui) , mujer que está llegando al medio siglo en un momento de su vida, complicado.
Su hija ha quedado embarazada y comienza a apoyarse en ella por su precaria situación de pareja (económica y relacional), y el pasaje pronto al abuelazgo, no parece sentarle bien a Aurore.
Además, se acaba de separar de su marido de toda la vida y no posee empleo, con lo que sus condiciones de confort acaban de subrir un vuelco.
Debe salir a empezar de nuevo, aprendiendo que todo lo construído, ya no existe y hay una nueva realidad cada día que golpea a su puerta y la invita a recorrer otro camino.
"50 primaveras" es una cinta ágil, llena de matices curiosos para quienes no transitamos (aún!!) esa etapa, por temas de género o edad.
Presenta conflictos de peso (por ejemplo, la menopausia es un tema aquí) que se dan por el paso del tiempo y aborda estrategias de la protagonista para reinventarse y seguir adelante. Accidentalmente se topará con un viejo amor de su juventud y deberá ver cómo avanzar en dirección a los mejores estados posibles, dentro de lo que ahora le sucede.
El elenco ofrece actuaciones discretas (producido por un guión donde no son ellos elementos de sostén de la historia) siendo Jaoui el centro neurálgico de la propuesta.
Ella es todo mohínes, candor y ternura. Transita varios estados y siempre logra ofrecer la mejor conexión posible con la escena y el espectador. Porque en definitiva, el gran conflicto de "50 primaveras" es la redefinición de los objetivos personales a cierta edad, y en ese camino, debemos decir que la cinta cumple con lo que promete.
Buena propuesta para acercarse a los dilemas de los jóvenes adultos mayores y los caminos posibles en una edad donde aún tienen mucho para dar.