47 Ronin: La leyenda del samurai

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

Si lee en inglés, recomendamos al curioso buscar en medios como ariety.com la historia de la producción de este film, uno de los mayores fracasos económicos de Hollywood en los últimos años. Claro que fracasar en la taquilla no significa nada: “El mago de Oz” y “¡Qué bello es vivir!” son ejemplos de debacle comercial. Pero en este caso lo que se lee es cómo los estudios buscan, desesperadamente, una nueva “franquicia”, un film que pueda dar origen a una serie, el mayor negocio de hoy.

Tomando un mito histórico japonés (la de los 47 samuráis que perdieron a su shogun y deciden vengarlo), sin el menor contacto con la genial película de Kenji Mizoguchi de 1941, e insertando de un modo rarísimo a Keanu Reeves en un elenco básicamente japonés, nació este Frankenstein épico en 3D gigante, con peleas y filos y dragones y magia y violencia. Que, en el rubro “drama”, sigue la mecánica de un videojuego (y hasta uno imagina que pensaron “de este film venderemos un videojuego”).

Dicho esto –una descripción lo más honesta posible del film–, es necesario aclarar que tiene, esparcidas en su metraje, algunas grandes secuencias, momentos de pura invención móvil, incluso cierto aliento épico que se vuelve creíble. El problema es que esos grandes momentos, ese gran film que pudo haber sido, navega a la deriva en el mar de la indecisión, del cine ordenado por inversores. Captura la imaginación solo espasmódicamente.