1945

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

La diáspora

Cada comunidad y cada contrato social tiene crímenes y fantasmas en su constitución. En 1945 (2017), el último film del realizador húngaro Ferenc Török, los espectros de los muertos fallecidos durante la conflagración sobrevuelan alegóricamente un pequeño pueblo de Hungría pocos meses después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial para exponer a sus compatriotas que los traicionaron en una película que combina el drama social con la narración histórica.

En un día como cualquier otro, con la guerra ya terminada y la paz retomada, mientras todos los residentes comienzan su rutina en el pueblo, la llegada del tren trae a dos misteriosos visitantes inesperados con un cargamento de artículos de farmacia. Su procesión por el pueblo pone nerviosos a los habitantes que se aprestan a celebrar el casamiento del joven hijo del alcalde con la hija de una familia campesina. Los taciturnos desconocidos generan tan solo con su parsimonia ceremonial un gran revuelo y de pronto todo el pueblo discute sobre los dos extraños caminantes, sus intenciones y el destino de su cargamento. La trama descubre así la complicidad del alcalde y varios ciudadanos en el arresto y deportación a los campos de concentración de una familia judía durante la ocupación nazi para expropiarles todas sus propiedades y pertenencias, develando los cambios sociales ocurridos durante la guerra y dejando un frágil statu quo en un pueblo que se debate entre la independencia, los restos de la colaboración con el nazismo y el malestar por la presencia del ejército soviético. La memoria del crimen y la verdad de la historia se ciernen así junto a la posibilidad de que los viajantes hayan llegado a hacer justicia por sus camaradas entregados a los antisemitas genocidas poniendo nerviosos a los cómplices de los nazis.

Filmada en blanco y negro, 1945 es un film cautivante en el que se destaca su fotografía preciosista y las extraordinarias actuaciones de un gran elenco que sobrelleva la tensión de un guión coescrito por el propio director junto a Gábor T. Szántó, en una alegoría realmente brillante sobre la memoria, la verdad y la justicia. Una música lánguida y disonante envuelve a los personajes de la película, marcando su ligazón traumática con el pasado que esconden y resaltando los crímenes cometidos durante el transcurso de la contienda mundial en uno de los países que acogieron con mayor fervor la locura nacionalsocialista.

Pero 1945 es también una obra con una construcción contextual muy fuerte que refiere al año en el que comenzó el cambió en el mapa geopolítico de Europa a través de las disputas electorales, marcadas a fuego por la influencia del ejército soviético en la imposición de los candidatos afines al comunismo. Ferenc Török logra crear así una historia sobre el pasado de su país y de toda Europa para abrir las heridas y darles un cierre, homenajeando a las víctimas y exponiendo a los cómplices del genocidio con el resultado de una metáfora sobre la condición humana y la imposibilidad de esconder los crímenes del pasado que fundan la hegemonía de las comunidades y las naciones.