Es el primer largometraje de la directora mexicana Claudia Saint-Luce, que narra una historia personal con maestría. Una chica desamparada que casualmente se une a una familia, donde la madre padece de SIDA. Y se transforma en una hija más. Lejos del lugar común, con emoción y justeza. Fue elegida con justicia mejor película Latinoamericana en el Festival de Mar del Plata.
De la misma directora, la historia de un maravillosa totem que está en Buenos Aires, su deterioro, el nuevo hecho por Stan Hunt, tallado en cedro rojo. El artista cumple con la tradición del pueblo Kwakiutl, al norte de la isla de Vancouver. La creación, los problemas burocráticos y su misterioso lenguaje.
La directora Franca Gonzalez estrena dos películas esta semana. Un documental que contó con la participación de todos los habitantes de Tolhuin, un pueblo perdido en el sur, donde casi siempre es invierno y con personajes entrañables, más músicos invitados.
Pocas veces, como en este film dirigido por Kate Shortland, se evidencia ese “huevo de la serpiente” que es la raíz del racismo. La segunda guerra ha terminado. Hitler está muerto y el territorio alemán está invadido por los aliados. Pero, huyendo o refugiados en sus casas, están esos alemanes que incubaron el odio que su führer les inculcó, los que hicieron que esas ideas hicieran carne en ellos o las convalidaron y aún en las peores miserias siguen despreciando con furor las supuestas razas inferiores. Un filme crudo, sincero, por momentos difícil de digerir, pero profundamente honesto.
Es la secuela de “La noche de la expiación”. El que la elija ya sabe que se trata de una sociedad bastante totalitaria que impone una larga noche anual donde matar, torturar o secuestrar se puede hacer sin culpa alguna. Aquí, la vuelta de tuerca es que el gobierno secuestra en edificios de viviendas sociales para “equilibrar” (como lo lee, haga patria mate a un pobre), que los ricos secuestran humanos para darles caza en un jardín cerrado y poder matar sin riesgos. También hay una resistencia igual de violenta. El film tiene récord de muertes y sadismo. Resultará entretenida para un público que gusta de la adrenalina que provoca. Si es de ese grupo VAYA
Dirigida y coescrita por Susanne Bier, es una historia agridulce con personajes todos confundidos, o porque se les derrumba el mundo por amor, por enfermedad, o porque están heridos emocionalmente por un pasado no resuelto o porque sencillamente son miserables. Romántica a pesar de todo, con momentos demasiado alargados, resulta grata
La magia que tuvo la primera de esta precuela se perdió. Ese proceso en que los monos, especialmente su líder adquieren inteligencia, la desarrollan y se revelan tuvo una fascinación ausente aquí. Los humanos diezmados por un virus están en minoría, Todos sabemos que se viene la derrota. El nudo argumental se basa en humanos buenos y malos y monos buenos y malos, que ya aprendieron a hablar con un ronquido molesto. Y la violencia desatada. Como siempre impecables efectos especiales, escenas de masas impresionantes y mucha acción.
La mas grata sorpresa de la semana. Una película paraguaya, un pais con una casi inexistente industria cinematorgráfica. Dirigida por Juan Carlos Maneglia y Tana Schembori, también co-guionista. Un primer largometraje que llama mucho la atención, porque dentro de una perfecta trama de suspenso, el telón de fondo de ese mercado de Asunción permite conocer las desigualdades, la mafia, la corrupción, la solidaridad, el amor, asesinatos, códigos de convivencia y hasta humor. Hay que verla.
Un documental de Sergio Wolf que persigue leyendas ilusiones y especialmente a los locos por los meteoritos, por descubrirlos o venderlos. Desde Campo del cielo en Chaco a Pittsburg y Tucson en EEUU. Obsesiones y misterios
Una interesante manera de tratar de descifrar el significado de estas islas, entre una investigadora, dos excombatientes que regresan y una mirada que intenta respuestas.