David Cronenberg pone su mirada implacable sobre Hollywood, los famosos que dejan la vida cuando la fama se les va, capaces de bailar de felicidad cuando la oportunidad la trajo la muerte de un niño. O una estrella infantil en recuperación de adicción a las drogas, implacable, vigilado por sus padres con la única obsesión de que nada trascienda a los medios. Dos incestos, un trabajo único de Julianne Moore, y un mundo que un personaje define: el infierno es no tener ni drogas ni calmantes. Implacable.
Como un spin off, del film “El conjuro”, la muñeca del título tiene su protagónico. Ella, que tiene movilidad de independencia terrorifica, es la puerta para que lleguen los demonios. Con el malayo James Wan otra vez como director, los sobresaltos, aunque esperados, igual logran asustar y entretienen a los adictos al género.
Una película particular donde el protagonista (Martín Bossi) y su directores (Emilio Tamer, codirigida por Federico Finkielstain) querían decir muchas cosas sobre la vocación, la preparación, lo mediático, lo trabajoso de las iniciativas independientes. Muchas convicciones que, como pasa en las óperas primas, alargan una idea sobre las idas y venidas de una pareja que se transforma en mediática muy a su pesar. Despareja pero sincera, más vertiginosa en la segunda mitad.
Delicadeza, para una relación especial. Parece comenzar donde terminó el film “Amour”. Un viudo inconsolable y una joven mujer que encuentra por casualidad para redescubrir la emoción. Michael Caine, siempre talentoso.
La ópera prima de Estanislao Buisel sobre un grupo de jóvenes que se niegan a crecer, que siguen sus impulsos creativos y delictivos, con un buen ritmo, suspenso y la inclusión de una fotonovela dentro de la trama, con los inevitables paralelismos.
Cine brasileño, dirigido por Fellipe Gamarano Barbosa, que muestra a través de la decadencia económica de una familia adinerada una clase acomodada que pierde privilegios pero no prejuicios y el despertar de un adolescente. Un poco extensa pero interesante.
Denzel Washinghton todo lo puede. Es un agente superentrenado retirado que vuelve a la acción porque quiere vengar lo que le pasa a una joven prostituta, y una vez que empieza… tiembla la mafia rusa. Él solito carga con todo. Hay acción sin respiro.
Un escritor devenido en guionista de una comedia de amor, que quiere redondear las características del género, pero su propia realidad (afronta un divorcio) le juega al desgaste de ficción y realidad. No está mal, el guionista Alejo Flah (“Septjmo” y “Viento de agua”) aquí también como director. No innova, tampoco defrauda.
La comunidad judía ultraortodoxa, en la que los casamientos los concertan los padres, los aprueba el rabino, los hombres estudian los textos sagrados, las mujeres en su casa, el pelo tapado. La directora Rama Burshtein refleja ese mundo y el dilema de una joven mujer entre sus sentimientos y su deber.
El libro dedicado a los adolescentes de Lois Lowry, que fue un best seller, dio origen a esta primera película con final abierto, que augura secuelas. Un mundo organizado sin emociones ni necesidades, sin sentimientos y sin conflictos, frío, con un hombre dueño de todos los recuerdos, una represora y un joven que será el heredero del conocimiento. No son ideas nuevas, está bien hecho y cuenta con un elenco de famosos.