Yuki y Nina

Crítica de Lucía Roitbarg - EscribiendoCine

La madurez de la infancia

Quien decida acercarse a ver este film de Hippolyte Girardot y Nobuhiro Suwa estará aceptando liberar su mente a una interpretación que apela a buscar nuevos sentidos para el mundo infantil. La propuesta puede resultar interesante si es que se acepta y si se logra conectar con las imágenes y los tiempos que para ello se presentan.

La historia de Yuki & Nina (2009) es simple: los padres de Yuki (Noë Sampy), una nena de aproximadamente seis años, están a punto de divorciarse y su madre decide mudarse de Francia a Japón junto a su hija. La película intentará mostrar de qué manera esta situación conmueve la vida de Yuki, para quien su amistad con Nina se verá especialmente afectada cuando vivan en países distintos.

Esta clásica situación en la vida de un niño, cuando debe sin quererlo afrontar sus primeras pérdidas y chocar con el mundo adulto, lo deja en una situación frágil y vulnerable. Yuki también padece esto pero ante la adversidad decide actuar. Para evitar el divorcio, creará un plan junto a Nina para llegar al corazón de sus padres, poniendo así en claro que los niños apelan a las emociones, que son su mundo cotidiano, pero que también saben cómo hacer que las cosas cambien.

La película abre otra idea: que hay un abismo entre el mundo de los adultos y el de los niños, un lugar al que los padres no acceden y al que, quizás, no deben acceder. Una forma de conexión de los niños con la realidad que está por encima del entendimiento de aquellos. Yuki & Nina afirma algo con esto: que los niños no son esos seres a los que les faltan herramientas frente al mundo que les toca vivir. Por el contrario, son personas que se autodefinen y no sólo por oposición al mundo adulto.

Para presentar estas ideas el film se identifica con una estética en la cual los planos no están al servicio del dramatismo sino que intentan generar una cercanía con Yuki, acompañando su perspectiva y sus sentimientos. El tiempo espera las emociones de los personajes, y hay esperas que son silencios, vacíos que significan, y que son espacios necesarios.

Luego la historia va adquiriendo un color más poético que está al servicio del cambio que Yuki está atravesando y que intenta unir simbólicamente dos mundos dispares, el de Japón y el de Francia pero también todos sus mundos que se van dividiendo: el divorcio, su separación de Nina, de su padre, de su país.

Cuando se desea mostrar la complejidad de ciertas relaciones o situaciones, en ciertas películas se desafía al espectador a decidir hasta dónde dejará que una obra cinematográfica lo haga vulnerable a nuevas imágenes, nuevas propuestas. Yuki & Nina está esencialmente atravesada por este desafío y allí puede ganar en riqueza o bien perder al espectador. Depende de cada uno de qué lado dejará caer la bola.