Yo, Sandro

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Sandro ha sido una de las figuras más emblemáticas de la música popular en nuestro país. Dueño de un estilo nacido en las entrañas del rock, Roberto Sanchez (su nombre real), tuvo una carrera magnífica, llena de hitos que sus fans y seguidores homenajean en este tiempo en que el gran cantante, ya no está físicamente con nosotros.
Y en particular, su historia, siempre tuvo dos caras. Una artística, a la que todos accedimos. Y otra personal, íntima, que estuvo vedada durante mucho tiempo. Mi mamá era fan de Sandro y recuerdo que me hablaba mucho del caserón de Banfield (donde vivía el músico), de su obsesión por resguardar su intimidad y del respeto con el trataba a sus seguidoras. Incluso tengo el recuerdo de ella narrando una de sus últimas actuaciones, abrazado a un tubo de oxígeno en el escenario.
Sandro era eso, pura fibra. Pasión. Calibre. Potencia. Y vida. Este documental de Miguel Matos (en cuyo CV tenemos trabajos en que recorre la trayectoria de Gogo Andreu y Haroldo Conti), tiene un formato cercano a lo clásico (entrevistas, backstages, recortes de archivo, algun clip, etc) pero incorpora alguna escena ficcional, que sirve un poco de recuerdo, cálido, sobre el origen del nombre del músico y no mucho más.
Tenemos algunos artistas que hablan de cómo sus canciones cambiaron su vida (increíble lo del "Puma" Rodríguez), pero se extraña una mayor cantidad de exponentes de esa época sobre el Gitano. Desde lo profesional, hay mucha gente que puede dar cuenta de él y su perfil como ícono musical, en el medio, que no está presente. Mato, en cambio, eligió ese recorte y potenció material inédito, como la presentación de cintas domésticas grabadas por Sandro en viajes y vacaciones.
Eso, sumado a los comentarios de sus "chicas" (fans), terminan por mostrar que el camino elegido era, presentar al hombre, más que el artista. Y reflexionar, sobre su perfil íntimo, sin explorar su gloriosa faceta artística en profundidad.
El relato recobra una entrevista con Sandro donde él cuenta su infancia y sus inquietudes, lo cual va configurando una proyección sobre lo que sería en el momento de desplegar su talento. Una cosa que me pasó con el documental es que de a ratos me emocionó, (Sandro no fue de mi época pero me tocó vivir de cerca el amor que sentían sus seguidores por él) es que te da un pantallazo mínimo sobre la magnitud del cantante, pero sentís que hay mucho detrás por descubrir.
Salís de sala con ganas de buscar el canal Volver, y pedir que te den una maratón de sus películas. O buscar las increíbles perfomances que tenía con su banda original, "Los de Fuego". Sandro es historia grande de la música nacional y este registro, hace un homenaje acotado pero valioso sobre su figura.
Me atrevo a decir que este doc, pide y reclama una segunda parte. Ideas. Sí, es de visión obligada para cualquier corazón curioso que quiera explorar la vida íntima de un artista excepcional.