Yo, mi mujer y mi mujer muerta

Crítica de Paula Fossatti - CineFreaks

Todas las personas ocultan una verdad.

Este filme dirigido por el español Santi Amodeo cuenta con la colaboración autoral de Rafael Cobos, el apoyo de Canal Sur y Movistar+; se narra aquí la historia del sesentón Bernardo (a cargo del premiado actor Oscar Martínez), un arquitecto de renombre y catedrático de la Universidad de Buenos Aires que acaba de enterrar a su esposa, compañera de vida. Las tradiciones de Bernardo hicieron que no cumpla con la última voluntad de su esposa: ser cremada y arrojada al mar en España, país en el que nació y al que solía volver con su hermana una vez al año.

El punto de giro ocurre cuando profanan la tumba de la difunta: Bernardo decide cremarla y llevar las cenizas tal como lo había solicitado su esposa; es en ese viaje donde conocerá el verdadero pasado de su mujer, lo que sentía y como veía el mundo rutinario en Buenos Aires.

Bernardo se sumergirá en un mundo nuevo en su viaje a España y se enterará de quien fue su mujer durante tantos años; esta situación transformadora sin dudas traerá consecuencias para la vida del protagonista y su círculo más cercano.

Particularmente, como espectadora, me resultó una película lenta y con un sinfín de acciones sin sentido; como también así considero que la co–producción hispánica no fue provechosa del todo, no creo que haya logrado la verosimilitud necesaria para algo tan delicado como la muerte de un ser querido.

Resultan atractivos algunos recursos fotográficos para denotar la nostalgia del paso del tiempo y la soledad que atraviesa por el resto de su vida un viudo. Como así también la sonoridad del film que en ciertos momentos acompaña dándole el tono cómico que se necesita para no caer en el aburrimiento.