Yo, mi mamá y yo

Crítica de Lilian Lapelle - Cine & Medios

Que hacer con lo que han hecho de mí

Guillaume Gallienne ha adaptado al cine su unipersonal teatral, basado en su vida, y especialmente en la relación con su madre. El titulo original del film "Les garçons et Guillaume, à table!" -algo así como "chicos y Guillaume, a la mesa!"- era el llamado de su madre cada noche antes de sentarse en la mesa familiar, y nos adelanta un poco de qué se trata todo esto; Guillaume no era considerado en casa uno más de los chicos, pero tampoco era una chica, aunque así él lo sintiera.
Nacido en una familia burguesa y tradicional, la fuerte presencia y el mandato de su madre lo marcaron desde pequeño; Guillaume no era uno más, era el diferente, el que nunca encajaba. Lo mismo le sucedió en otros ámbitos, como la escuela o la universidad. Guillaume relata estas situaciones con una brutal honestidad, sin sentir lástima por sí mismo, sino más bien con un catártico desconcierto, en esa búsqueda de su madurez y su identidad sexual, interpretándose tanto a él mismo como a su madre, tanto a quien manda como a quien obedece; esa mujer fuerte a la que admira e imita, y a la que con el tiempo debe aprender a poner a un lado, para poder construirse.
Muy bien armada tanto desde lo narrativo como desde lo estético, Gallienne combina perfectamente las escenas intimistas desde el escenario, con aquellas más dinámicas donde recrea situaciones. Logra que desde el principio empaticemos con su personaje, quien con un tono directo narra todo lo que ha debido atravesar. Él es el eje central de esta historia, y durante la primera mitad de la película logra engancharnos, pero luego algunas situaciones se tornan un poco repetitivas e incluso hasta estereotipadas, en un momento ya parece regodearse en su propio dolor y desconcierto.
En el paso del unipersonal al cine el director no ha desarrollado demasiado a los demás personajes, solo a él y a su madre, por lo que el resto parecen la escenografía típica y estereotipada de la vida gay: los hermanos que se burlan, el padre que no comprende, los compañeros de colegio que lo molestan, las chicas que lo tratan como si fuera una más.
La película es una propuesta diferente, un humor logrado a base de confesiones por alguien que ha dejado atrás un complicado trauma y ha sabido aprender a reírse de sí mismo, un humor muy disfrutable para aquellos que no buscan una comedia típica y que son adeptos al psicoanálisis.