Yo, adolescente

Crítica de Juan Pablo Russo - EscribiendoCine

Un lugar en el mundo

Basada en el libro homónimo de Zabo, Yo, adolescente (2019) es una película de iniciación ubicada temporalmente en la etapa pos Cromañón, es decir hace poco más de 15 años, centrada en el personaje de Zabo (gran actuación de Renato Quattordio), un muchacho que, mientras cursa la última etapa del colegio secundario y se enfrenta al suicidio de un amigo, escribe sus vivencias en un blog.

La tercera película de Lucas Santa Ana (Como una novia sin sexo, El puto inolvidable. Vida de Carlos Jáuregui ) es una típica coming-of-age en donde los personajes buscan construir su identidad. Para eso experimentan con el sexo, las drogas, el alcohol, la amistad y todo aquello que a esa edad se permite más allá de las prohibiciones. Claro que la época en que Zabo y sus amigos atraviesan ese periodo no es la mejor. Tras la tragedia de Cromañón los boliches y recitales están prohibidos y para divertirse deben ir a la provincia o ingeniárselas para organizar fiestas en un galpón abandonado. Así transcurren los días mientras la incertidumbre del futuro los acecha.

Yo, adolescente es una película de autodescubrimiento, simple, melancólica, irreverente pero también clásica, atravesada por el drama y la comedia, que invita a reflexionar sobre una generación a través de la voz de un personaje representativo y desde su propio punto de vista. Que no tiene por qué ser el mismo de todos ni provocar una identificación universal. La historia sigue su derrotero en medio de una crisis existencial típica de una edad convulsiva con más contradicciones y dudas que certezas.

Santa Ana apela a una estética punk rock cool con canciones de Árbol, Airbag y Adicta reversionadas por Zero Kill, Lichi, y el elenco del film, y una puesta en escena que apela a una desprolijidad adrede de encuadres estudiados y colores saturados, para interpelar al espectador en base a la pregunta de ¿qué es ser adolescente?, aunque por momentos con subrayados innecesarios que buscan resaltar un mensaje moralizador que se sobreentiende.