Yarará

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

"Palo y Hueso" fue una importante obra del cine nacional de fines de los 60´. Rodada en la costa del litoral, ese trabajo de Nicolás Sarquís (en blanco y negro) sigue siendo un referente interesante de la filmografía nacional por cuanto fue rodada en escenarios ásperos, con un mix de actores profesionales y gente del lugar presentando una historia comprometida y potente en sí misma (tres personajes, dos hombres, una mujer y una relación compleja).
Ahora, el hijo del realizador, Sebastián, regresa a ese lugar (San José del Rincón) y propone capturar esa atmósfera, viendo que sucedió con ese entorno, años más tarde.
Y es más, no sólo propondrá y filmará su propia historia (un cuento de Juan José Saer llamado "El camino de la Costa") sino que buscará actores y locaciones del clásico de su padre, para homenajear aquella importante producción.
Sarquís entonces nos invita en "Yarará", a un relato doble. Dos experiencias en la construcción de su película: por un lado, lo veremos interactuando y registrando al estilo documental la experiencia de volver al pueblo donde su padre rodó y por el otro, la trama del cuento en sí, interpretada por un elenco de actores populares (Juan Palomino, Rudy Chernikoff, Héctor Da Rosa).
En lo personal, (y es extraño supongo porque en general prefiero la ficción al documental si tengo que elegir algo para ver en mi tiempo libre) me atrajo más la reflexión en campo sobre los alcances de la obra original, las charlas sobre aquello que atravesó la vida de Sebastián (no por nada se encuentra haciendo este rescate emotivo), la proyección que realizan en el Museo de la Costa y los reencuentros (el abrazo entre Héctor y Juanita, después de tantos años, me conmovió), que el relato literario hecho imagen en sí.
Sin embargo, comparto que el objetivo planteado, se cumplió con creces. El relato (la historia donde la yarará es símbolo y centro) es simple, pero su aire pueblerino y auténtico, de expresión natural y gestual lo hace más que correcto.
Esta es una cinta querible, cercana, de búsqueda y reencuentro. De acercamiento al mundo rural y sus códigos y de serena belleza. Quizás mi amor por el cine me hace valorarla con otros estándares, lejos de la calificación que hago cada jueves.
Es un gran ejercicio en cierto sentido, el que nos presenta Sebastián y un emotivo homenaje a su padre, quien estaría orgulloso de ver todo aquello que su obra con el paso del tiempo conserva y acrecienta.
Con los títulos, hay un fragmento en video imperdible de Nicolás (fallecido en 2003) donde habla de sus motivaciones y su visión sobre el cine. A tenerlo en cuenta. Muy buena.