Yarará

Crítica de Fernanda Miguel - Cinergia

Nostalgia litoraleña

El relato de esa excursión, en la que el director se va cruzando con algunos personajes que dieron vida al film de su padre, y la puesta en escena de su nueva película, confluyen y se entrelazan para construir la trama argumental. La crónica de la búsqueda inicial y el relato de los inesperados acontecimientos posteriores, conducen a un desenlace donde la ficción se mimetiza con la realidad.
Yarará es un docuficción que intenta retratar los momentos en los que el director viaja a un pueblo santafesino para, por un lado intentar buscar las locaciones y actores para su nueva película, y al mismo tiempo, revivir la película que había hecho su padre muchos años atrás. Todo esto se funde con la parte ficcional, que es quizás una de las mejores cosas del film.
El rescate de "Palo y Hueso" y de todo el contexto de cuando se filmó, no es una mala idea ya que el trabajo de producción está muy bien plasmado, tanto en la búsqueda de los actores originales (y otros nuevos, pero también locales) como en la búsqueda de las locaciones que invitan a despejar bastante la mente, pero todo esto cae un poco con las actuaciones forzadas y el relato de la voz en off.
La historia paralela, que está protagonizada por Juan Palomino, es uno de los puntos más interesantes: sin diálogos de por medio, logra atrapar al espectador con escenas que aportan intriga y además cuentan con un paisaje que acompaña perfectamente a todas las secuencias.

Yarará es un retrato intimista que por momentos deja afuera a los espectadores que no conocen la historia previa, pero a la vez, sirve de información para poder rescatar una porción del cine clásico argentino y de cómo hay que remarla para hacer una producción.