Yanka

Crítica de Juan Pablo Molina - Cinéfilo Serial

El cine infantil es un género que cuando no está bien realizado, a pesar de partir de una buena idea, tiene cuestiones que generan mucho ruido en los espectadores. Suele caer en el cliché constante y en una sobre explicación que en una audiencia con experiencia de la realización cinematográfica produce cansancio y rechazo. Por lastima, en “Yanka y el espíritu del volcán” se ve notablemente esta cuestión, al punto que no es necesario contar con mucho conocimiento para entender que tiene graves errores en la realización, que eclipsan una idea que podría haber aportado de gran manera a nuestra cultura y a la educación de niños y niñas que contribuye al consumo audiovisual en edades tempranas. Individualmente, prefiero enfocar este escrito en este sentido, de forma constructiva, y no hacer una critica destructiva de sus falencias actorales, narrativas, técnicas y artísticas del film.

La historia que nos cuenta es la de Yanka; una chica que vive en el sur de la argentina, en un pueblo pequeño cerca del volcán Comahue, en donde hay una historia para niños basada en la leyenda mapuche de Pillán, en la cual un espíritu todopoderoso que le enseño a usar el fuego a los humanos y, al ver que fue usado para la guerra, se enfurece y su ira se ve acompañada de erupciones volcánicas. Cuando Yanka era niña su madre se escapa al volcán desapareciendo y abandonando a su familia sin antes dejarle un collar de piedras a su hija. El presente del relato comienza cuando el padre de la chica se está por casar con otra mujer e impulsada por sueños sobre su madre, Yanka decide rebelarse durante la boda y al día siguiente se dirige al volcán a buscarla con la idea de cumplir su misión. En esta circunstancia se introduce en el bosque de la montaña realizando un camino (lo central del relato), en el que se encuentra con diversos personajes, que la ayudan o le ponen trabas, tomados de la cultura originaria de la región y comparte un tiempo con una comunidad mapuche. En este recorrido la joven descubre cuestiones de su identidad y de su madre que cambiarán su forma de percibir y actuar.

A pesar de su mala realización, considero que hay dos elementos fundamentales escondidos, o manifiestos según como se lea, que es importante reconocer. En primer lugar, está el hecho de la reivindicación de lo mapuche en nuestra identidad. Si bien Argentina es una nación conformada en primacía por descendientes europeos, previamente en este territorio habitaron comunidades que tienen una historia y una identidad reivindicada hasta hoy en día. Entonces, en un contexto social de crisis cultural y política, es interesante el hecho de buscar incorporar en el arte local las identidades, costumbres, mitos y leyendas de los pueblos originarios para así enriquecer la cultura común a quienes habitamos este suelo.

En segundo y último lugar, está la cuestión, por suerte creciente en las últimas producciones, del lugar de la mujer en la historia. Rodeada de personajes que no convencen, se puede entender al único con una cierta solidez, a la protagonista Yanka. Lejos de ocupar un rol protagónico débil como suele ocurrir en casi todos los relatos, ella tiene mucha fortaleza y convicción. Está convencida de su objetivo y en ningún momento se plantea la idea de que tiene un varón al cual convencer de quién es ella o la necesidad de uno para resolver sus problemas; sino que avanza en la historia con mucha firmeza y tenacidad hacia su objetivo, superando adversidades inesperadas que obstaculizan su camino.

En conclusión, “Yanka y el espíritu del volcán” es una película que parte de una buena idea y tiene cuestiones muy interesantes que aportar para el contexto actual, pero que su mala realización impide que se disfrute el relato.