¿Y si vivimos todos juntos?

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Comedia dramática francesa interpretada por adultos mayores, amena, simpática y levemente profunda, esa es la definición simple que podríamos darle a "Et si on vivait tous ensemble?", producción que trae a un cast lujosísimo... Anotá : Geraldine Chaplin, Jane Fonda, Claude Rich, Pierre Richard, Guy Bedos y Daniel Brühl (el pebete del grupo), leyendas realmente...
Difícilmente semejante elenco pueda concretar una película mediocre. La ductilidad de los intérpretes abre la posibilidad de un abordaje relajado desde la dirección, ya que si bien cualquier historia ligada al destino de nuestros ancianos parece complicada (el público no elige ver este tipo de propuestas, la proximidad de la muerte, el deterioro físico y el abandono de los hijos hacia sus padres no son propuestas luminosas si el estado de ánimo no es óptimo), Stéphane Robelin elige un registro moderado, quizás poco comprometido para retratar los problemas que enfrenta un grupo de burgueses galos cuyos temas, no son económicos sino familiares, claramente. Sin embargo, es tanta la calidad individual de esta gente que termina por redondear un producto aceptable que nos hace pasar un buen momento, aunque nos deja con ganas de más...
Veamos. "Y si vivimos todos juntos?" es una historia de varios amigos que llegan a los 70 y comienzan a ver que, a pesar de tener muchas cosas resueltas, los achaques y la falta de compañía y cuidado de sus hijos los afectan a tal punto que comienzan a barajar la idea de compartir hogar, para apoyarse en la etapa final de su vida. En cierta manera, el viejo espíritu setentoso de vida en comunidad, es lo que intentan recrear. Todos tienen sus temas, algunos con mayor deterioro físico, otros mental, algunos afectados desde lo relacional...
Son un mosaico lindo. Sujetos cultos, unidos por un gran afecto y no dispuestos a ceder frente a lo inevitable: el cuerpo les comienza a jugar malas pasadas. Luego de una serie de problemas para poder seguir viviendo solos, tomará cuerpo la idea de que en la unión, prevalecerá la fuerza y pondrán en acto ir a vivir a una caserón con mucho estilo, desatendiendo la opinión de algunos hijos...
Es entonces cuando a la banda de septuagenarios se le suma el alemán Brühl en el rol de un paseador de perros (aunque en realidad es etnógrafo) que se hará amigo del grupo, los estudiará con visión analítica y asistirá a la hora de solucionar los inevitables problemas (olvidos, accidentes, momentos de ira, etc).
La selección francesa hace lo suyo con soltura. Son encantadores y están dispuestos a mostrar lo que saben. Rich, Richard, Bedos y Chaplin están muy bien, Fonda, la americana invitada (se mudó a París de joven en la historia), se apoya en su eterna juventud (es increíble lo bien que se conserva, a todo nivel) y se roba la película con su actuación. El problema con "Et si on vivait tous ensamble?" es que cuando arranca con la convivencia, elige abrir varias puntas para generar atención y evitar la concentración de emociones fuertes, con tono dramático. Elige plantear una historia de amantes antigua para instalar un escenario que minimiza el conflicto general de la película y lo empuja por caminos más convencionales.
Es decir, el tema del planteo es serio. El desamparo de un grupo de europeos con dinero, pero sin soporte humano para enfrentar sus últimos años, es la cuestión que debería prevalecer. Pero Robelin comienza a desdibujar ese escenario con una historia de amor innecesaria (creemos) y la energía se va dividiendo. Incluso, las charlas entre los adultos mayores y Brühl que podrían tener mayor vuelo, se ven interrumpidas por historias laterales que le quitan profundidad. Más allá de eso, el film es agradable, delicioso para una tarde de domingo y es una alternativa más que aceptable para la cartelera de esta semana.