¿Y si vivimos todos juntos?

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Sobre la vejez y los sentimientos

La película recurre a la gracia y a la simpatía para contar las vidas setentonas de cinco personajes. Con un elenco de grandes nombres, el film francés gana en el tono, con peleas, risas y reconciliaciones alejadas de la sensiblería.

El argumento podría contarse en pocas palabras, cuestión que llevaría a un sinfín de arbitrariedades y prejuicios sobre la rutinaria historia que narra la película. Sin embargo, ¿Y si vivimos todos juntos?, con la ligereza del caso, no tiene las intenciones humanas llevadas al extremo de la genial Amour, de Michael Haneke. En la obviedad, las dos películas tienen un punto en común, pero si en el matrimonio del director austríaco se profundiza la decrepitud física, la enfermedad y el amor terminal de una pareja de ancianos, ¿Y si vivimos todos juntos? recurre a la gracia y simpatía para contar las vidas setentonas de cinco personajes que deciden estar más cerca que antes. Dos parejas (Fonda-Richard y Chaplin-Bedos) junto al ex seductor al que le encantaba acostarse con todas las mujeres (Rich) perciben que están en las últimas curvas de la vida. Además, uno de ellos padece Alzheimer, otro tiene los días contados y un tercero desea rendir cuentas pendientes sobre el pasado con algunos de los amigos. Buena ocasión, entonces, para el cara a cara, los recuerdos, las ironías y las idas y vueltas de cinco vidas que aún tienen tiempo para peleas y reconciliaciones. En ese sentido, el director Robelin descansa en el quinteto de personajes, claramente delimitados con sus propias características. Sorprende escuchar el francés de Jane Fonda y no tanto sus cirugías, pero además se trata de una gran comediante. Frente al gruñón personaje que encarna Bedos se oponen los silencios de su esposa, expresada a través de la fragilidad y el rostro óseo de Geraldine Chaplin. Ver al cómico Pierre Richard, emblema del género en los '70 y '80, invita al placer y al déjà vu sin vueltas. Pero de los cinco intérpretes es el veteranísimo Claude Rich quien tiene las mejores líneas de guión, más aun cuando sus dos amigos del alma descubren, décadas más tarde, que el ex seductor y ex semental anduvo muy cerca de sus respectivas esposas. Acaso esa divertida escena es la que define el tono leve y nunca molesto de la película.