¿Y dónde está el fantasma?

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

El espíritu de la risa

“Equipo que gana no se cambia” dice la máxima futbolera. En el género de terror se optó por recurrir una y otra vez al efecto found footage (material encontrado) como recurso de las últimas películas de miedo. Eso sí, con diferentes resultados. Pero a Hollywood pareció no importarle. Entonces en la comedia, Marlon Wayans que participó en Una película de miedo I y II (que se metía con Scream y El proyecto Blair Witch, entre otras víctimas) esta vez se encargó de parodiar la, en sus comienzos, exitosa y original saga de Oren Peli: Actividad paranormal.

Con divertidas dosis de posesiones demoníacas (en referencia a Con el diablo adentro) la historia se centra en el adultescente Malcolm (Wayans) y su pulposa novia Kisha (Essence Atkins), que decide mudarse a la casa de su chico. Y así no sentirse más solo. Pero habrá alguien más que transformará su vida en un infierno... de risas y situaciones desopilantes.

Para estar más seguro, Malcolm decide contratar un sistema de monitoreo casero que también le servirá para registrar una serie de eventos del más allá. Pero luego se sorprenderá al ver que Kisha está en manos malditas, con comportamientos aberrantes y que su vida (sobre todo la sexual) corre peligro.

Si el objetivo es reír, ver una ametralladora de gags con el chiste efectivo (a cualquier precio) ¿Y dónde está el fantasma?

sin dudas cumple el objetivo. Pero si el filme se analiza en profundidad, se verá que el guión no se molesta en buscar suspenso, tensión, simplemente copia la estructura de la saga de terror paranormal. Aunque con divertidos resultados: el ente fumando marihuana, teniendo relaciones con Kisha (expulsando previamente a Malcolm), siendo ignorado por la pareja, etc.

En cuanto a la temática de las bromas, la creación de Michael Tiddes abusa en la sexualidad (algunas subiditas de tono como la mandingo party con la intervención de Steve y Jenny, la pareja swinger amiga de Malcolm), la escatología (no apta para estómagos sensibles) y codazos al racismo. En esta película fue crucial que los personajes secundarios vayan a la par de la dupla protagonista. Y los responsables del filme acertaron con los papeles: Chip (Nick Swardson), un psíquico homosexual que acosa al moreno -su desnudo a oscuras no tiene desperdicio-, Rosa (Marlene Forte), la latina que limpia la casa y tiene una doble vida en la vivienda, o Dan y Bob, los cazafantasmas subnormales, en la piel de los actores David Koechner y Dave Sheridan.

Párrafo aparte merece la entrada del Padre Williams (Cedric the Entertainer), un ex convicto entregado a la fe religiosa que buscará limpiar la casa del ente maligno. Asi que, ¡a reír se ha dicho!