Y ahora adónde vamos?

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Las bellas y los bestias

La directora oriunda del Líbano, Nadine Labaki, escribe, protagoniza y dirige esta suerte de fábula antibelicista que adapta de manera muy libre la pieza de Aristófanes, Lisístrata, traspolada al contexto del conflicto entre musulmanes y cristianos en un pueblo donde sus habitantes intentan coexistir respetando la religión y las costumbres del vecino, pero que en realidad es susceptible de caer en la provocación por cualquier piedra que uno u otro bando arroje cuando ninguno está dispuesto a poner la otra mejilla.

Al drama de una historia donde las víctimas son los hijos, las madres -tanto musulmanas como cristianas- coinciden en una lucha silenciosa para torcer el brazo del machismo imperante y procurar que las bestias no apelen a la violencia y se comporten civilizadamente y en armonía, mientras en la periferia de los pueblos cercanos se matan a cada minuto.

El imán y el cura también contribuyen a esta pacificación forzosa utilizando los artilugios de la religión como por ejemplo una virgen que llora sangre o que deja un mensaje a través de la mujer del alcalde, quien al igual que sus pares masculinos es bastante corto de reflejos y tiene un cerebro infradotado.

Maniqueísmos como éste sin embargo no terminan de empañar las buenas intenciones de la directora en Y ahora a dónde vamos, quien trata de sumir la espesura de la tragedia en una historia de amor; teñirla de belleza y mirada femenina para terminar con secuencias musicales que intentan disipar de cierta manera tanto llanto acumulado, sea el bando que sea.

Quizás la apuesta a lo ingenuo a veces molesta un poco al tratarse de un conflicto tan grave que está muy lejos de resolverse en la actualidad y que necesita un enfoque mucho más profundo desde lo político como para reducirlo a una historia de vecinos que tratan de convivir en el mismo territorio más allá de la obvia alegoría.

No obstante, el humor permite a la directora de Caramel dejar abierta la puerta a la reflexión y desde ya ubicar al rol de la mujer como energía vital cuando todo lo masculino parece querer o avanzar hacia la entropía.