Y ahora adónde vamos?

Crítica de Cristian A. Mangini - Fancinema

Limbo

A veces en una película la intención no alcanza para lograr completar la idea o la finalidad con la que se hizo. Es obvio que hay un mensaje, pero en la forma (y cómo se ejecuta) es donde reside el éxito o el fracaso. Con ¿Y ahora adónde vamos?, segundo largometraje de la libanesa Nadine Labaki, es posible plantearse algunas de estas cuestiones. Aquí, su audaz mirada sobre el mundo femenino en su país de residencia, elemento que demostró con mayor firmeza en su predecesora Caramel de 2007, aparece opacado por una auténtica ensalada de géneros y un tono idílico que alterna la comedia y el melodrama sin llegar a ser ni lo uno ni lo otro.
El film relata cómo en un pueblo conviven cristianos y musulmanes de forma pacífica a raíz de la intervención ocasional de las mujeres y los líderes religiosos de cada religión, evitando la repetición de un derramamiento de sangre. La intervención pretende ser casi inadvertida, ya sea cambiando de canal cuando aparecen noticias que puedan fomentar el rencor entre ambos bandos o generando entretenimientos que los lleve a convivir sin marcar sus diferencias religiosas. Todo es positivo hasta que una serie de eventos complican la convivencia y alimentan los odios que se dan afuera de este pueblo que carece de denominación.
Los momentos de comedia se dan cuando las mujeres muestran hasta qué punto son capaces de intervenir si los hombres comienzan a mostrar sus deseos belicosos, llegando incluso a invitar un grupo de bailarinas ucranianas para “animarlos” (un detalle casi de realismo mágico). El melodrama, el golpe bajo, aparece para mostrar la fortaleza de la decisión de evitar derramamientos de sangre a cualquier precio. El problema surge en que cuando aparece un elemento tan pícaro e interesante para la comedia, el drama parece desbaratar cada secuencia, haciendo que los personajes parezcan poco naturales e incoherentes. Esto se acentúa aún más hacia el final, donde la resolución idílica ata cabos de una forma un tanto brusca, casi manifestando un deseo de la directora que parece tener poco que ver con la película.
Pero ¿Y ahora adónde vamos? no es una película poco interesante. A pesar de todas sus irregularidades, el retrato íntimo de la femineidad que construye esa hermosa actriz y directora que es Labaki cuenta con un tono personal que recién en la amalgama con géneros e intenciones se pierde en el medio de la nada. Como en el Limbo.