X-Men: Días del futuro pasado

Crítica de Juan Pablo Losino - Cine y más...

Si existe un clásico dentro de la rica historia de los X-Men es, sin lugar a dudas, “Días del Futuro Pasado” y Bryan Singer, director de las primeras dos entregas de la saga (“X-Men” y “X2″), vuelve a conducir los destinos de estos personajes de la Marvel Comics en esta nueva adaptación (la primera para el cine) basada en la historia de Chris Claremont (argumento/guión) y John Byrne (argumento/dibujo) plasmada en los números 141 y 142 de Uncanny X-Men, publicados en el año 1981.

Con un guión de Simon Kinberg sobre la historia de Jane Goldman, Simon Kinberg y Matthew Vaughn (director de “X-Men: Primera Generación”), el argumento del film es muy similar al de aquella publicación que transcurre en dos líneas argumentales paralelas; una en un futuro distópico en donde los mutantes -y los humanos en general- están diezmados, en campos de concentración y al borde del exterminio; y otra en el pasado, antes de que todo vaya de mal en peor.

Es así, que desde el futuro envían a alguien al pasado para que evitar que ese trágico futuro suceda. En el cómic es a Kitty Pride, en la serie animada de TV de los ’90 es a Bishop (Omar Sy), y en esta cinta, la responsabilidad de cambiar el futuro recae sobre Wolverine (Hugh Jackman), quien sirve de nexo entre las dos generaciones fílmicas de X-Men: los personajes de las tres primeras entregas más los de “X-Men: Primera Generación”.

La trama del film comienza en ese desolado futuro no tan lejano, con grupos de mutantes rebeldes luchando contra los Centinelas más avanzados que jamás hayan existido. Kitty Pride logra enviar a otros mutantes, horas y hasta días atrás para avisar sobre los ataques que efectivamente ocurrirán en poco tiempo.

Los X-Men que aún quedan con vida, como Tormenta (Halle Berry) o Iceman (Shawn Ashmore) logran reunirse y liderados por Xavier (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen), surge la idea de enviar al pasado al único mutante capaz de regenerarse tan rápidamente como las lesiones que provoca el viajar en el tiempo, Logan/Wolverine.

Gracias a Kitty (Ellen Page), Wolverine logra su cometido y despierta en los ’70 -10 años después de lo sucedido en “X-Men: Primera Generación”- dentro de una versión de sí mismo de por aquellos años pero con el conocimiento de lo que está por suceder. Su misión es evitar que Mystique (Jennifer Lawrence) asesine a Bolivar Trask (Peter Dinklage), el creador de los Centinelas, y para ello necesitará la ayuda de las versiones jóvenes de Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender), cuya relación está quebrada por lo sucedido en “First Class”, y de algunos otros mutantes como Bestia (Nicholas Hoult) y Quick Silver (Evan Peters).

Esta “X-Celente” película deshace casi todo lo sucedido en las entregas anteriores, arregla la continuidad en el tiempo y además, a no levantarse del asiento hasta el final de los títulos, porque hay una escena más que sirve de gancho con la próxima entrega de los Hombres X: “X-Men – Apocalipsis”.