X-Men: Dark Phoenix

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Hace más de medio siglo que Stan Lee y Jack Kirby crearon para el mundo del comic los X-Men, destinados a liderar el Universo Marvel. Superpoderosos, educados en el bien para proteger humanos y defender mutantes, su lucha no tiene tiempo ni límites. El éxito se extendió al cine y secuencialmente, desde hace 19 años, la industria hornea aventuras con los X-Men en una cadena de 11 producciones.
Esta vez, irónicamente, los X-Men deben enfrentarse con su propio espejo. Alguien del palo, Jean Gray (Sophie Turner), también alumna de Charles Javier (James MC Avoy, el papá de los X-Men), en otro momento temeraria en transmisiones mentales y desplazamiento de todo tipo de objetos, parece haber enloquecido. El asunto fue en una misión de rescate donde una fuerza cósmica multiplicó y enrareció sus poderes. Jean perdió su eje de control y desatada es capaz de dañar a los que ama.
Los mutantes deben liderar una lucha desigual y de consecuencias imprevisibles impidiendo que su ex compañera se autodestruya y la galaxia caiga en manos de sus enemigos, listos para aprovechar cualquier descontrol.

IMPRONTA TERRENAL
El director británico Simon Kinberg está ligado desde hace años a la escritura de contenidos de las películas "X-Men" y recientemente, con Lawrence Kasdan, fue contratado para nuevos episodios de la trilogía de "Star Wars". En "X-Men. Fénix Oscura" vuelve a convocar a los clásicos personajes de la saga, desde el profesor Charles Javier, el célebre Magneto (Michael Fassbender), la azul Mystique (Jennifer Lawrence), supervillana declarada; Jean Grey, Cíclope o Vuk (la pelirroja Jessica Chastain).
Luego de las famosas declaraciones que imaginaban un entorno cósmico para el último capítulo de la saga, "X-Men. Fénix Oscura" se mantiene dentro de una línea bastante terrenal, que trata de resolver el descontrol de Jean Grey. Los enfrentamientos de Mystique con el profesor Charles Javier en defensa de los mutantes utilizados en misiones de rescate, repiten el esquema de sagas anteriores de Marvel, en que el mal menor es una recurrencia conflictiva en misiones en que diferentes etnias se mezclan.
"X-Men. Fénix Oscura" se desarrolla dentro de las líneas convencionales de acción y aventura marcadas narrativamente, no innova y presenta los mismos personajes, más algunos adicionales poco significativos. Si la comparamos con filmes anteriores, la efervescencia es mucho menor, incluso en el uso de efectos especiales, pero algunas gotas de humor dan un toque diferente a la linealidad habitual.

¿PUNTO FINAL?
Considerar este final como corolario de la saga es decepcionante, no está a la altura de la menor expectativa, es absolutamente igual a otros finales, pero pensemos que en algún momento no se consideró al filme como cierre de la saga.
El proyecto sufrió una serie de inconvenientes a partir de la compra de Fox por parte de Disney, sus modificaciones en la línea de estudios, el fracaso de las pruebas de audiencia en base a cuyos gustos se testean los cambios que tendrá el producto cinematográfico, sin olvidar las modificaciones del final por ciertas similitudes con "Capitana Marvel". A pesar de no defraudar al habitual consumidor de superhéroes, "X-Men. Fénix Oscura" no escapa a los problemas que jalonaron la filmación, incluido su problemático final.