X-Men: Dark Phoenix

Crítica de Alan Prince - CineFreaks

¿Renacerá?

2019 es el año de despedidas de Marvel; si lloraste en Avengers: Endgame seguro vas a llorar con X−Men: Dark Phoenix, aunque no porque haya un peso argumental.

Siete películas de los X−Men y Dark Phoenix no deja de ser una redención a lo que fue La Batalla final (2006) que adaptó los mismos comics. De una les digo que Dark Phoenix sale victoriosa, supera a su antecesora (Apocalipsis), pero se mantiene por debajo de Días del futuro pasado.

Vamos por partes, comparándola con La Batalla final, no hay cura de mutantes, ni exceso de personajes o masacres como lo fue la versión del 2006. Dicho esto, dejo en claro las diferencias entre una y otra.

Debo decir que en los primeros minutos Kinberg “mató” la esencia de los X−Men y que más tarde se retractó.

Ahora, festejo el protagonismo de Jean Grey y su conversión al Fénix oscuro, pero Simon Kinberg no pudo ser más novato como director. Para empezar la promoción y confirmación de un spoiler de su propia película antes del estreno es imperdonable, más allá de que los spoilers no me afecten, no fue una buena promoción del filme.

No sólo tuvo una promoción espantosa, donde faltó que el director cuente toda la película, sino que al darle el protagonismo a Jean apeló a desdibujar a todos los personajes. No hay escena épica de Quicksilver (aunque la puedo dejar pasar porque era un sello de Singer) ni subtramas relevantes, nada, todo es Jean Grey. Ok, respetan el comic, sí, pero la manera de ejecutarlo no fue la mejor.

La muerte de cierto personaje importante fue un detalle que tal vez haya alegrado a los fans que estaban en contra de su sobrevaloración en las películas, pero no deja de hacerme ruido que este fue uno de los primeros cabos sueltos que quedaron (si contamos que en menos de 10 años tendría lugar el primer filme).

La relación de Charles Xavier con Hank y a su vez con Magneto fue algo sutil que no me generó una emoción más allá de la capacidad actoral de McAvoy, Hoult y Fassbender. Después, otro cabo suelto que dejó el director sabiendo que era la última película con el reparto.

Magneto es uno de los mejores villanos del universo de Marvel, pero Kinberg en su afán por centrarse en Jean, parecía perdido y no supo qué hacer con él. Ojo, añadió un detalle importante existente en los comics, pero sabiendo que era su última película pudo haberlo aprovechado más.

Si hablamos de villanos, Jessica Chastain tenía la labor de representar a la villana de turno, un rol enigmático, que terminó siendo una amalgama de Mastermind, Emma Frost y Lilandra. Fue correcta y sus secuencias me gustaron, aunque no es algo nuevo que no había visto antes en X−Men.

El filme no estuvo mal, tuvo una mayor aproximación al material original, pero de haber sido otro director, el resultado hubiese sido sin dudas superior.

No era la despedida o transición que los X−Men se merecían, antes de ser reseteados por Disney. Espero ver a futuro un Siniestro, un Gambito y más sobre los mutantes, que por suerte no necesitan sostenerse de crossovers.