X-Men: Apocalipsis

Crítica de Javier Califano - Proyector Fantasma

Me verás volver
Los X-Men alcanzan la sexta entrega de sus aventuras cinematográficas, manteniendo redituable aquella franquicia que inició en el año 2000 bajo licencia de FOX y supo mantenerse vigente y estoica durante los embates del poderío que evidenció desde 2008 el universo cinematográfico Avengers (Paramount/Marvel/Disney), sus primos hermanos también creados por Stan Lee y Jack Kirby en la década del 60 en Marvel Comics. Durante estas seis entregas que componen dos disimiles sagas, aunque correlativas líneas temporales, jamás se vislumbró la intención de dar lugar al reboot/ reinicio de la franquicia. Los Miembros más populares de los X-Men, con la excepción a la regla del Wolverine de Hugh Jackman, han contado con versiones maduras y juveniles en pantalla dando una nueva dirección para una franquicia que sigue más fuerte y vigente que nunca.

La trama de X-Men:Apocalipsis da un salto de una década después de los sucesos de X-Men: Días del futuro Pasado (2014), contextualizándose en 1983. Desde entonces el mundo cambio por completo con la revelación de la existencia de los mutantes tras el ataque de Magneto y Mystique a Washington. Charles Xavier (James McAvoy) intenta mantener su promesa a Logan/Wolverine, realizada cuando juntos impidieron un catastrófico futuro para humanos y mutantes. Xavier aún se mantiene vacilante acerca de una esperanzadora visión de coexistencia pacífica, mientras lidera el instituto para jóvenes con condiciones especiales, que en esta oportunidad alberga a nuevos estudiantes como la legendaria pareja integrada por la telépata Jean Grey (Sophie Turner) y un Scott Summers (Tye Sheridan) que aún no controla sus poderes.

Sin embargo las vidas del idealista mutante, y de sus estudiantes habrán de alterarse ante la llegada de una peligrosa amenaza; el primer y más poderoso mutante que haya existido: En Sabah Nur, también conocido como Apocalipsis (Oscar Isaac), quien supo gobernar el antiguo Egipto. Ahora, éste ser ha despertado de su letargo de miles de años en busca de los mutantes más poderosos para ungidos como sus caballeros del apocalipsis y “salvar” la Tierra de sus líderes ciegos y dioses falsos. Cabe destacar el trabajo de Oscar Isaac, quien desaparece en la caracterización de En Sabah Nur/Apocalipsis acaso como un villano no tan físico -más allá de sus elocuentes dimensiones-, sino de portentosa oratoria a la hora de anunciar sus planes e ideologías al desatar sus destructivos poderes.

Dado que X-Men fue la saga pionera en lo que a agrupaciones de superhéroes se refiere, Apocalipsis pica en punta y da rienda suelta a sus cuatro jinetes para destruir el mundo. McAvoy y Fassbender ofrecieron una labor destacable en la correcta evolución y problemática común de sus personajes. El Charles Xavier de James McAvoy, si bien se aproxima a la clásica concepción del personaje, se permite manifestar cierta impronta y talante altanero e irónico que aporta válidos matices a su interpretacfión.

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Condición sine qua non de la saga de X-Men es que el peso dramático recaiga en la figura de Magneto, especialmente en la versión interpretada en los últimos años por Michael Fassbender. Luego de los acontecimientos de X-Men: Días del futuro pasado (2014) Eric Lensherr supo mantenerse distante de su actividad radical y activista de la causa libertaria de los Mutantes, viviendo en Polonia en pos de una búsqueda de calma y templanza lejos de los ejes sociopolíticos del mundo en la década de los 80. Quien fuese conocido como uno de los mutantes más temidos y poderosos, ha conformado una familia, pero la paz de sus días concluye de un modo trágico haciendo emerger todo el caudal de odio y virulencia que alguna vez lo caracterizaron como Magneto. Por supuesto que tal manifestación de poder tiene toda la atención de un villano como Apocalipsis. Dicha instancia puesta en escena ofrece uno de los mejores momentos de Fassbender al frente del personaje, desde una conmovedora escena que nos recuerda su estilo de actuación en la reciente adaptación de Macbeth (2015).

Caso contrario es el de Jennifer Lawrence. X-Men: Apocalipsis estaba planificada para poner un broche de oro en su travesía como Mystique, pero aquí entrega una interpretación sin brillo y entusiasmo alguno para el capítulo de la saga que concretamente destacaba la grandeza de un personaje como Mystique conduciendo a los X-Men.

En esta sexta película de los X-Men, aunque la saga se remonte al pasado, simboliza un pase de testigo, un legado a una nueva generación encabezada por Sophie Turner (Game of Thrones) como una joven Jean Grey con sus demonios internos a cuestas y Tye Sheridan (Mud) interpretando a Scott Summers/Cyclops, quien recién está descubriendo el alcance de sus poderes. Los futuros y contrariados amantes estarán acompañados por la joven versión de Storm (Alexandra Shipp), quien al igual que Turner y Sheridan; brinda una buena y carismática interpretación.

Dentro de estas nuevas incorporaciones al plantel de X-Men, podemos tomar como sorpresa a Nightcrawler/Kurt Wagner encarnado por Kodi Smit-Mcphee, por su carisma, pintoresca apariencia y pronunciación. Sin embargo, la Psylocke de Olivia Munn –al margen de su insoslayable belleza- resulta cartón pintado. Una total decepción. Y por supuesto Hugh Jackman se reserva una participación, blandiendo las afiladas garras de Wolverine antes de su despedida del personaje.

Bryan Singer propone con X-­Men: Apocalipsis la conclusión de la trilogía que comenzó con X-Men: Primera Clase (2011), centrándose en las idas y vueltas de las férreas ideologías de Xavier y Magneto, que devienen en el origen del famoso equipo de superhéroes mutantes y marginales. En esta oportunidad se pone de manifiesto el final de un ciclo, donde Bryan Singer supo articular elementos, tramas y personajes del vasto y colorido universo de los X-Men. La ideología y la visión de Charles Xavier han de representar un legado y convicciones forjadas en el fragor de la lucha por sus seguidores, pero eso es otra historia, que por supuesto continuará… y para la cual el cine depara nuevos horizontes.