Winnie the pooh

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

En momentos de superabundancia de productos de animación digitales y en 3D, surge este film clásico de Disney, realizado con técnicas tradicionales y narrando historias sencillas, dotadas de mucha ternura y escaso frenesí, dirigidas hacia los niños más pequeños. Winnie The Pooh retoma los personajes originales de los cuentos de A.A. Milne casi presentándolos de nuevo, en una suerte de precuela infantil. El osito de peluche de remera roja se muestra aquí rodeado de amigos infaltables como Igor, Tigger, Conejo y Piglet, la participación de Cangu y Rito, la reaparición en la pandilla de Búho, y fundamentalmente la presencia de Christopher Robin, el niño que inventa imaginativas historias con esos muñecos que cobija en su cuarto.
Luego de otros films de la saga en los que las estrellas eran Tigger y Piglet y el más reciente, que presentaba un personaje nuevo como el efelante Lumpy, el personaje principal vuelve a ser Pooh, que despierta, como siempre, hambriento de miel, un problema menor ante la aparente desaparición del niño, la búsqueda de la cola para Igor, y la presunta existencia de un monstruo llamado El Ponto. Winnie The Pooh homenajea en todo su transcurso al formato del libro, y ofrece un dulce remanso para niños y padres, a los que hay que recomendar no retirarse hasta que terminen todos los títulos, ya que habrá deliciosos dibujitos decorándolos y una escena final que cierra la historia.