Warcraft: El primer encuentro de dos mundos

Crítica de Nicolás Benquerença - Tiempo de Pochoclos

¡La espera acabó! La esperadísima adaptación del mundo Warcraft ya está entre nosotros. Para quienes no lo conocen, Warcraft aparece en 1994 como uno de los primeros videojuegos RTS (estrategia en tiempo real) convirtiéndose rápidamente en uno de los pilares del género que no solo supo sacar sus precursores, sino que también cambio la infancia (o más) de mucha gente asidua a los videojuegos con la aparición del Word of Warcraft allá por el 2004, siendo de los videojuegos más importantes del genero MMORPG (videojuego de rol multijugador masivo en línea) desde sus inicios hasta la actualidad con millones de seguidores de este y sus expansiones.

Saltando al tema que nos compete y focalizando principalmente en los seguidores, más allá de la confianza que se pueda tener en una empresa de la trayectoria de Blizzard, el experimentar en materia cinéfila justo con su mayor franquicia nos hacía dudar si lograrían traer una producción con el nivel necesario para satisfacer a sus seguidores, y por qué no sumar a otros. Aún con sus seguidores como detractores, finalmente la producción vio la luz y vamos a analizar si es digna de la franquicia Warcraft.

Como bien nos anuncia su título, “Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos” nos lleva de lleno al inicio del más importante conflicto de razas en el mundo de Azeroth donde luego de años de paz un nuevo, desconocido y peligroso enemigo azota las tranquilas tierras del reino, focalizándose en los conflictos que dan origen al videojuego Warcraft: Orcs & Humans.

En repetidas oportunidades escuchamos al director Duncan Jones mencionar que busco mantener lo más fiel posible la película a lo que representa Warcraft pero sin llegar al punto de sacar una producción que sea dirigida únicamente para los fans y no el público general que decide asistir a ver la producción y que no tiene la más pálida idea de que es Warcraft y su universo. ¿Lo logro? Si, claramente Warcraft es una película que logra satisfacer a los fans como también incentiva a interesarse con este maravilloso mundo a otros espectadores y porque no, fanatizarlos. Actuando esta primera entrega como “introducción”, Warcraft nos trae una historia que lejos está de apuntar a un público de niños, más allá de la sencillez de la trama aún con sus sorpresas, con un guion frio y maduro que no recae en el género de la comedia salvo un par de líneas y una historia que en contraparte de hacernos reír, nos emociona con el drama que presenta a lo largo de los minutos y que se acrecienta hasta el final. Uno de los puntos que tanta intriga generaba principalmente en los fans y que cumplió ampliamente.

Dicho esto, donde si flaquea un poco la producción es en el desarrollo de los protagonistas. Aún con una participación súper equitativa entre los personajes principales de ambas facciones se nota un cierto favoritismo hacia la horda, que de igual forma nos termina dejando con sabor a poco, salvando a Gul'dan y Garona, y nos decepciona la poca participación de algunos otros como Orgrim del lado de la Horda, con un actor fanático de la franquicia que se podía haber explotado mucho más, y Karos del lado de la Alianza que prácticamente esta dibujado. Otra cosa que se extrañó, aunque justificable de acuerdo a donde está orientada la adaptación, es la mayor participación de otras razas que increíblemente asumen un papel únicamente diplomático y poco trascendental, que si bien entendemos se unirán a la causa en posibles futuras entregas de acuerdo a lo acontecido en la presente producción y el poderío Orco, le hubiese dado a la película un lindo grado de emotividad aún sin entrometerlas en la línea principal de la trama.

Dejando de lado la historia, pasemos al punto ALTISIMO de la película. Técnicamente este año disfrutamos de El Libro de la Selva y creímos que difícilmente alguna producción del año superase el CGI que nos mostró, hasta que llego Warcraft. Como era de esperarse, Blizzard puede fallar en sus productos con algunas cuestiones, pero allí nunca reside la técnica y su producción cinematográfica es una clara muestra de ello. “Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos”, aún sin recurrir a grandes batallas, justifica el tiempo de desarrollo e impresiona en su nivel de CGI con decenas de locaciones maravillosas, escenas con planos excepcionales y personajes con un nivel de detalle que impresionan en su realismo y puesta en escena, además de un más que digno uso de la tecnología 3D. Todo esto prácticamente nos hace perder la atención en varios Easter Egg que se pueden encontrar en las escenas. Realmente dudamos nuevamente que alguna de las producciones restantes del año pueda superar el nivel de CGI que nos regala Warcraft.

Respecto a la banda sonora, principalmente estilo orquestal, también indica un cierto aprecio principal hacia la facción Horda donde abunda lo sonoro frente a la Alianza con decenas de sonidos característicos de la facción, aunque en general no se siente tan preponderante en la tensión de las escenas.

Warcraft, aún con sus errores, es una digna adaptación del famoso videojuego con una historia madura que no se deja caer en las facilidades del uso de recursos que harían perder la fidelidad de la franquicia, apoyada de un impresionante nivel técnico donde se destaca el uso de CGI.