Warcraft: El primer encuentro de dos mundos

Crítica de Diego Padula - Citricón

Con 20 años de historia, desde cuando salió el primer juego Orcs vs Human, Warcraft, el juego de Blizzard, tiene alcance de historia y material diversos comparados al mismísimo Señor de los Anillos. Queriendo aprovechar la probable comparación, decidieron sacar al cine su insignia, marca que domina el MMO en el mundo del games y tiene un grupo de fanáticos seguidores para dar envidia a muchas franquicias de cine. Pero se olvidaron de que no sólo de los fanáticos vive una película, pecando principalmente en llevar una cantidad colosal de detalles y nombres a la pantalla grande, perdiéndose a casi todos aquellos que no tengan ningún conocimiento del juego. A pesar de una calidad muy por encima de otras producciones del género, la película no consigue escapar a la maldición que corre sobre películas basadas en franquicias de games.

La historia muestra a los Orcs, que ante la destrucción de su mundo necesitan buscar uno nuevo para sobrevivir. Ellos terminan cayendo en la necesidad de usar un portal mágico para llevarlos a otro mundo, el cual está habitado por humanos, enanos y otras razas de la Alianza. Del lado de los Orcs tenemos a Durotan (Toby Kebbell), jefe de su clan y guerrero honrando, que ve como el camino que el mago supremo de su raza, solo lleva a muerte y destrucción. Del lado de los humanos tenemos al General Lothar(Travis Fimmel), guerrero que enfrenta esa primera invasión, pero con una visión distinta de la situación percibe que no todos los orcs son iguales. Ambos defienden su pueblo, y la película intenta equilibrar las razones de los dos, para mantener a los fans contentos. La trama en si está basada en el primer juego del ´94, donde vemos cómo empezó la enemistad de las dos razas y la primera guerra.

Para los jugadores, tal vez uno u otro punto puede tener ciertas adaptaciones que llegue a molestar un poco, pero en general son cosas para simplificar y dar cohesión a la trama. Pero en general la película dirigida por Duncan Jones(hijo de David Bowie), es muy bien sucedida en satisfacer el fandom, ya que Duncan es un fanático asumido, y además tuvo ayuda de Travis Fimmel que ya fue jugador profesional. Todo perfecto para que la película sea una de las mas fieles del género.

El problema mayor es que se olvidaron de los que nunca tuvieron contacto con el juego, siendo una película muy hermética dentro de lo que se ofrece al público, a diferencia de géneros como las de super héroes, donde el público general tiene una base un poco amplia de conocimientos, acá estamos en un mundo casi totalmente desconocido para el común de la gente. Además la película no ayuda mucho en eso, es un bombardeo de información, nombres, lugares, intrigas, que para quien no tuvo tiempo en el juego no dice absolutamente nada, al contrario, termina perjudicando la experiencia ya que en muchos momentos estamos totalmente perdidos. La famosa película de fans para fans acá termina jugando en contra.

Sobre la parte técnica, en momentos sorprende el nivel al que logran llegar con los efectos de hoy, los closes en Durotan muestran un nivel de detalles realmente impresionantes. Pero el resto termina quedando muy artificial, algo que por ejemplo una película del 2000, como los Señor de los anillos con sus 16 años, todavía consigue mostrarse actual.

Un intento más de juntar las dos midias más importantes del día de hoy, cine y video juegos, que puede quedar en el camino. A la película le falta un poco de personalidad y termina siendo más una introducción de conceptos que un inicio de franquicia. Lo malo es que tal vez nunca veamos una secuela donde podría lucirse el verdadero potencial de la franquicia.